El ingeniero Mario Hart, por Pedro Canelo
El ingeniero Mario Hart, por Pedro Canelo
Pedro Canelo

Hace tres años llegó una carta a la redacción escrita en el nombre del hijo. Mario Hart Potestá, padre del conocido piloto, estaba furioso y pedía detener la lluvia de críticas contra el mal llamado ‘chico reality’. La defensa, cargada de incondicional y conmovedor amor filial, cerraba con un dato interesante: no solo era un campeón nacional de circuito, sino que había estudiado la carrera de Ingeniería Industrial en la Universidad de Lima. En medio de flashes urgentes con algún nuevo amor y de conciertos como accidental cantante de reggaetón, este corredor se olvidó de hablarnos de su carrera mejor ganada.

Dice que no ha leído un libro y eso es difícil de creer para alguien con un título de educación superior (en la televisión peruana venderse como iletrado da ráting). Se quedó fuera de la postulación para el Congreso y es lo mejor para todos. Ser ingeniero industrial no lo libera del tropezón que pudo ser entrar a la lista del Apra-PPC, pero sí lo distancia de otros personajes del deporte y espectáculo que alcanzan nivel de preparación cero para ejercer un cargo público. Hart no es el ‘Chorri’, ni una ex campeona de vóley. Hart no sabe cantar, no sabe actuar; sin embargo, al menos resiste cinco minutos con el micrófono en una transmisión en vivo. Nunca se parará ante diez mil personas para, después de tomar un poco de aire y respirar hondo, solo decir “agua y desagüe” como el ‘Puma’.

Mario Hart le puso cabe a su carrera deportiva al pasar tantas horas en los sets de televisión haciendo de su vida personal una serie en vivo que podría llamarse “¿Y dónde está el piloto?”. Eso es cierto como también lo es que sigue siendo muy difícil identificar cuál es el principal de sus talentos. Pero él no es culpable de que dos auténticos decadentes como el Apra y el PPC lo hayan llamado para sumar algunos votantes más. Llama la atención que dos de los partidos políticos con más militantes en el país miren hacia afuera para llenar sus listas de aspirantes al Congreso. Tantos programas para formar jóvenes en la militancia y al final asesinar cualquier línea de carrera en la política al buscar al “más chistoso de la TV” o al “ídolo más querido por la hinchada”. Partidos políticos. Partidos en pedacitos.

Aún leeremos más listas con sorpresivas apariciones. Y los ‘chicos reality’ encajan en esa colorida “hora loca” en la que se ha convertido el Congreso gracias a partidos políticos como el Apra y el PPC. El ingeniero Mario Hart también tiene una escuela de manejo. Mejor que Alan y Lourdes lo llamen para eso. Ambos han perdido el timón hace rato.