Maria Cecilia  Villegas

Hace unos días se hicieron públicos los resultados de un reciente informe de cinco agencias de la ONU que señala que en el Perú el 51,7% de la población (16,8 millones de personas) sufre de inseguridad alimentaria. Más allá de lo terrible de los resultados, lo peor han sido las declaraciones de Ángel Manero, ministro de Desarrollo Agrario y Riego, quien sostuvo que nuestro país “es la cuna de la gastronomía mundial y no se puede decir que se pasa hambre, porque hasta en el último pueblo se come de manera contundente”.

En una entrevista en TV Perú, el ministro se defendió sosteniendo que había sido malinterpretado y que no tenía por qué disculparse. Lo más grave de las declaraciones de Ángel Manero es que no se trata de una persona cualquiera, sino de un ministro de cuya cartera depende el desarrollo agrario y el sostenimiento de las zonas rurales donde mayor desnutrición y anemia existen. En el área rural, la inseguridad alimentaria afecta al 64% de los peruanos y la anemia al 51% de los niños.

El Perú es el país de Sudamérica con la inseguridad alimentaria más alta. ¿Qué significa esto? La seguridad alimentaria es el acceso a alimentos nutritivos suficientes que satisfacen las necesidades energéticas diarias de una persona. No se refiere a si una persona tiene hambre o no, sino a la calidad y regularidad de su alimentación. En un país donde el 43% de los niños de seis a 36 meses sufre de anemia crónica, es claro que hay un serio problema de adecuada alimentación y una falta de capacidad del Estado para responder a las necesidades de su población. En regiones como Puno y Ucayali, la anemia crónica infantil llega al 70% y al 60%, respectivamente.

Según un informe del Midis, el 20% de los peruanos – es decir 6,8 millones de personas– ha pasado de uno a varios días sin comer, enfrentando inseguridad alimentaria extrema. Pero, para Manero, esta información no es confiable. Según el ministro, “porque una ciudadanía molesta es capaz de contestar cualquier cosa. La población tiende a exagerar su situación para obtener algún beneficio”. Frente a declaraciones como estas, ¿cómo podemos recuperar la confianza de los ciudadanos en la democracia y en las instituciones?

La inseguridad alimentaria de la población es real. Por ello, las ollas comunes surgieron como respuesta de la población organizada a la situación que se enfrenta. En nuestro país existen 4.578 ollas comunes, y pese a que el Estado tiene un presupuesto asignado, muchas de ellas enfrentan un desabastecimiento prolongado.

Los peruanos no podemos ser indiferentes frente a esta situación. Más aún, porque todas estas cifras contrastan con el hecho de que el Perú es un país de ingreso medio alto y son una muestra más de la falta de capacidad del Gobierno.

Ángel Manero ha mostrado su absoluta ignorancia sobre la realidad del Perú y su incapacidad para ocupar un cargo como el de ministro de Desarrollo Agrario y Riego. Y, por ello, el presidente del Consejo de Ministros debería haberle pedido su renuncia. Pero el gobierno de Dina Boluarte no está interesado en gobernar el Perú, solo en mantenerse en Palacio hasta julio del 2026. Por eso, la mejora de las condiciones de vida de los peruanos poco importa.



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Maria Cecilia Villegas es CEO de Capitalismo Consciente Perú