Una de las perlas que nos deja esta pésima administración limeña de Villarán -¡ya nadie por vergüenza te admite que votó por ella cuando les preguntas!- es haber inflado la planilla de empleados ediles: de 4 mil que dejó Castañeda a 6,500. Y a ese despilfarro hay que sumarles los cuantiosos gastos en “consultorías”, a menudos encargadas a los amigos zurdos de las ONGs y que solo generan un montón de power-points palabreros e inservibles, abusando del típico verbo caviar: “articular” (el verbo rojo es “forjar”).
Con mala leche, Villarán pretende prorrogar los contratos en enero, dejando esa tremenda carga a Castañeda. Eso me recuerda a cuando Del Castillo se le ocurrió contratar a más de mil empleados municipales (¿por carnet aprista?) a pocos días de transmitirle el mando de la alcaldía limeña a Belmont. De allí vino ese largo lío del Sitramun, una manga de pesados que estuvieron haciendo marchas diarias en el centro de Lima contra Belmont y especialmente Andrade durante todos los 90. Después se descubrió la mano de Montesinos detrás.
En su crepúsculo, Villarán nos deja una Costa Verde deshecha para el verano. Tampoco acabó los túneles de San Juan de Lurigancho. No reconstruyó al crucial puente Bella Unión/Dueñas, que une a Lima Norte con el Centro. Nunca hizo bien el malecón de la llamada Costa Verde Sur (playa Venecia). Intentó desalojar a la loca e infructuosamente La Parada para tapar el anuncio ese día de que la Revocatoria había llegado a las firmas requeridas. Y llamó “reordenamiento vehicular” a esa pantomima en la avenida Arequipa. Y mil desastres más. ¡Es la peor burgomaestre que he visto!
Sólo los artistas la aplauden, con el cuento de que hizo “mucha actividad cultural”, lo que en cristiano significa que les dio harto empleo y así comieron comida caliente. ¡Típica apoyo de un grupo de interés! Lo más irónico fue que el distrito que más quedó perjudicado por Villarán fue Barranco, supuestamente el bastión de los caviares...
-Los liberales no podemos aceptar ningún tipo de censura, así que por principio creo que esa exposición artística de gente cercana al senderismo no puede ser clausurada. Ya vimos incluso como en el “caso Flynt” se aceptó la pornografía en EEUU como una manifestación de libertad de expresión, mientras que aquí los tercermundistas Velasco y Alan no nos dejaron ver “El Decamerón” o “La última Tentación de Cristo”. Absurdo. Duro con ellos si vuelven a la violencia terrorista, pero no a la censura de pinturas mientras no se instigue al crimen.
PD: Recomiendo la película rusa “Tigre blanco” en Larcomar a los cultores, como yo, del buen cine bélico. ¡Buenísima! Los rusos suelen hacer excelentes filmes en ese género, como las impresionantes “Venga y vea” de Klimov, “Admiral” y la “Fortaleza de Brest”, todas del nivel de “La Cruz de Hierro” de Sam Peckinpah. Y con buenos actores, los de verdad, los que no gritan, gesticulan y sobreactúan, no tipo Gustavo Bueno, Jason Day o Christian Thorsen.