"Lima la horrible", por Jorge Ruiz de Somocurcio
"Lima la horrible", por Jorge Ruiz de Somocurcio
Redacción EC

Este año se celebran 50 años de “Lima la Horrible” de Sebastián Salazar Bondy (SSB). Brillante ensayo que desvistió el mito colonial en Lima y propuso una aproximación sin mentiras a la realidad urbana de mediados del siglo pasado.

tenía 2 millones de habitantes.  Empezaba el irreversible proceso de mestizaje urbano que no encontró una clase dirigente o académica –salvo excepciones– que avizorara ese fenómeno. SSB lo presiente y trata con respeto a las nacientes barriadas en las que habitaban casi 500 mil personas.

“Las barriadas populares chorrean paralelas al río desde los cerros eriazos y melancólicos y cercan por otros puntos la urbe”. Ya había empezado el éxodo del campo a la ciudad en los años 50 y 60. Pero nadie imaginaba que esos migrantes llegarían a construir una ciudad a espaldas del Estado, paralela a la Lima oficial.

Lima territorialmente negaba su condición de ciudad del desierto. Dice SSB: “No supieron los limeños encontrar una arquitectura con la substancia propia del asiento, como lo habían hallado los habitantes prehispánicos. Prefirieron remedar los modelos que en las pupilas traían los inmigrantes [europeos]”.

El día de hoy Lima continúa ignorando esa condición y dilapida sus escasos recursos naturales. Destruye sus tres valles, contamina ríos y mar y desperdicia el agua.  SSB es inmisericorde con la Ciudad de los Reyes de los 60, que no tiene un planteamiento de evolución propio en el ingreso a la modernidad. “De la ciudad rectilínea, exaltante de aderezos hemos venido a parar en una ciudad moderna con idéntica planta geométrica pero sin los rizos”.

La Lima de SSB se extiende desde La Punta hasta el Morro Solar, La Victoria, Breña, Lince y más cerca al mar San Isidro, Miraflores, Monterrico teniendo como centro el cerro San Cristóbal y estaba refugiada en guetos residenciales como el Miraflores de “La ciudad y los perros” de Mario Vargas Llosa.  Crecía formalmente con la interminable adición de barrios que devoraban todas las haciendas, sembrándolas de cemento, hasta dejar hoy en 10% la extensión de áreas agrícolas.

Existía la cultura del barrio, el colegio, el auto y el club con una significativa clase media que consumía estereotipos, igual que las clases altas.  Sin embargo, de otro lado, la cultura andina del ayni, la minka y la autoayuda prosperaba en los barrios populares. Lima empezaba a configurarse como una ciudad marginalizante.

La Lima de hoy ya no es más la de la nostalgia del pasado. Sin quererlo, el libro de SSB marca un antes y un después en la historia contemporánea de la capital.

A partir de los 60, Lima recorrió el último medio siglo un camino de emprendimiento, mestizaje y construcción popular indetenible, hasta los 10 millones de habitantes, pero sin presencia del Estado y sin una sólida construcción ideológica que orientara todo ese potencial. Por lo cual, la ciudad ha crecido simplemente impulsada por la necesidad y el mercado. Hoy día esa forma de hacer ciudad tocó fondo. ¿Lo comprenderán nuestras autoridades?