Cuando la magnífica escritora española Rosa Montero, a quien todos admiramos, publicó esta obra quiso transmitir a sus lectores el poder de la imaginación que habita en los narradores y la capacidad que tienen de inventar vidas. La imaginación es “La loca de la casa” que, como acertadamente dice Montero, es “a ratos fascinante y a ratos furiosa… Ser novelista es convivir felizmente con la loca de arriba”.
Ciertamente nuestro locuaz ministro del Interior estaba lejísimos de esta hermosa reflexión cuando le espetó a la ex procuradora anticorrupción Yeni Vilcatoma que estaba loca, que pasara un examen psiquiátrico, que debía ‘resetearse’ la cabeza y que era mentirosa. La hija del asesinado Ezequiel Nolasco acotó que en lenguaje militar ‘resetearse’ significa ‘dar vuelta’ (matar). Un ataque artero y vil por parte del ministro Urresti, quien tiene el índice de aprobación más alto del Gabinete, por encima del presidente.
El ministro Urresti es de carácter impetuoso y gusta de estar en todos lados, es su forma de trabajar, pero también ha resultado ser el vocero político del gobierno, además de defender al ministro que esté en problemas. Por eso su virulencia cobra relevancia. La denigración de Vilcatoma busca desprestigiar sus graves denuncias, rebajarla a la categoría de enferma mental. No en vano etimológicamente denigrar significa “poner negro, manchar”.
Más allá del nivel de las expresiones vertidas, el denostar nos lleva a un estilo político que tiene que ver con el psicosocial y que nos retrotrae, impajaritablemente, a las épocas aciagas del fujimontesinismo. Se injurió y desacreditó de tal manera a los partidos políticos que la gente apoyó el golpe de Estado de 1992. El aroma al fujimontesinismo que expele este gobierno va siendo cada vez más fuerte. Lo percibe el ciudadano de a pie, como dijo un taxista es montesinismo, pero ‘chicha’.
Tenemos a un grupo de ministros que son la fuerza de choque del régimen. Atacan al Apra cuando de desviar la atención se trata, masacran la imagen de quienes denuncian la extendida corrupción que vivimos. Por supuesto a Vilcatoma le dicen que es una enviada del partido de la estrella. Y hasta el mismísimo jefe de Estado vilipendia y envilece, adjetivando como mamarracho una investigación congresal.
Al igual que en el montesinismo, el sector militar respalda políticamente al régimen. Muchos creyeron que habíamos enterrado el estilo de la dictadura de los noventa. Los gobiernos de Paniagua, Toledo, García no lo usaron. Sin embargo, ahora vemos asesores oscuros, con propósitos turbios que no respetan la independencia de poderes.
El sector militar policial está metido hasta el cuello en el escándalo López Meneses.
El celular de un taxista revela una red militar extrañísima. Resulta que este taxista lo compró porque un pasajero, a quien no identifica, le pidió que lo hiciera para llamar a su ‘punto’ (amante), ofreciéndole 3.600 soles. ‘Conmovido’, el taxista le dijo: yo tengo descuento y sale más barato. En agradecimiento, el ‘pasajero’ le regaló la diferencia. Plof.