(Ilustración: Giovanni Tazza)
(Ilustración: Giovanni Tazza)
Eduardo  Dargent

Mi vida no sería la misma sin Mafalda. Siendo pequeño encontré dos de esos libritos alargados en un depósito de la casa de mis primos. Llevé algunos a casa, donde descubrí que había otros iguales en la biblioteca. La primera lectura dejó dos cosas claras: unas tiras eran muy graciosas y de otras no entendía ni pío. Entre las primeras, las del almacén Don Manolo, la escuela, el cohete de Miguelito, Felipe y su imaginación, las vacaciones en la playa. Y entre las últimas, obvio, las más políticas.