¡Oh, se fugó!, por Rossana Echeandía
¡Oh, se fugó!, por Rossana Echeandía
Rossana Echeandía

¡Qué noticia tan inesperada! ¡Qué sorpresa tan grande que, a pocos días de ser extraditado al Perú, haya ‘desaparecido’ del domicilio donde apenas un par de policías bolivianos se ocupaban de mantenerlo preso! Si la huida no hubiera estado tan cantada, esa hubiera podido ser la reacción general. Pero lo único general es la sospecha.

Ya en diciembre pasado, cuando el inefable ministro del Interior de entonces, Daniel Urresti, nos quería hacer creer que buscaba al prófugo, todo hacía pensar que la verdadera intención iba por otro lado.

El 30 de ese mes, el entonces fiscal de la Nación, (quien ya se estaría oliendo que también él empezaba a caer en desgracia), denunció vía RPP que el paradero de Belaunde Lossio en se conocía desde hacía 48 horas. Urresti convocó a conferencia de prensa y dijo: “Todos los que estamos monitoreando el tema nos hemos quedado helados. No llegamos a entender por qué se ha declarado eso. No tengo la más mínima idea de por qué se ha dicho que está en Bolivia”.

Unos 20 días después de esa declaración, en enero último, Urresti debe haberse vuelto a quedar helado cuando Belaunde Lossio fue capturado en Bolivia. La situación allí, sin embargo, nunca estuvo del todo clara. Por la cercanía del presidente Ollanta Humala y su esposa Nadine Heredia con el presidente de Bolivia, , siempre quedó un resquicio de duda acerca de cómo se estaba llevando el proceso. No hay certeza de nada, pero sí una inevitable desconfianza.

La extradición del ex amigo de la pareja presidencial, su puesta a disposición de la justicia peruana, iba a complicarle la vida a los esposos Humala. Sus estrechos vínculos durante las dos últimas campañas electorales; sus aportes económicos no del todo explicados, particularmente en beneficio de Nadine Heredia; sus nexos con otros personajes oscuros hoy presos y enjuiciados por serios delitos hacen de Belaunde Lossio un sujeto muy incómodo para los intereses de varias personas.

Su fuga en Bolivia es un mazazo para la ya debilitada imagen de la pareja presidencial a la que, responsable o no, se atribuirá buena parte de la culpa. ¿Qué secretos tan graves podría revelar Belaunde Lossio que haga preferible ese golpe? Él mismo enfrentará penas de cárcel mayores debido a la fuga. ¿Qué intentan ocultar sus ex amigos, hoy presos o en el poder, impidiendo que venga al Perú?

Si no hubiera tanta indignación, darían risa las declaraciones del ministro de Justicia, Gustavo Adrianzén, quien afirma que él no siente que Martín Belaunde Lossio se le haya escapado. ¿Habrá sido un lapsus? ¿O será que realmente no se le ha ‘escapado’?

La desidia del Gobierno Peruano dejó pasar los días, desde el 11 de mayo, cuando el Tribunal Supremo de Justicia de Bolivia autorizó la extradición, como si se tratara de un ladronzuelo que había robado un par de gallinas y no de un personaje enredado en varias tramas oscuras y con una fuga previa en su haber. ¿Serán tontos o serán cómplices?

Despejar esa duda solo será posible si la comisión de los 13 que preside Adrianzén y que desde ayer está en Bolivia regresa al Perú con algo más que la historia acerca de cómo se escapó Belaunde Lossio y de cómo el Gobierno de ese país está haciendo todo lo posible por hallarlo; solo será posible si él mismo trae al dos veces prófugo, esposado y listo para declarar todo lo que sabe.