(Ilustración: Rolando Pinillos)
(Ilustración: Rolando Pinillos)
Gianfranco Castagnola

El ministro ha dicho que un crecimiento económico de solo 3% este año . Tiene razón. Con un entorno internacional favorable como el que se presenta, con precios del cobre y del zinc entre 40% y 50% más altos que hace dos años, debiéramos aspirar a crecer no menos de 5%. No vamos a recuperar estos niveles de crecimiento en automático. Se requiere enfrentar, pronto, las causas de la parálisis económica.

El gobierno del presidente tiene un mandato de tres años y medio. No es un régimen de transición (hay países cuyos gobiernos son elegidos por cuatro años). Debe actuar, y rápido, para promover un plan mínimo de reformas, indispensables para mejorar la competitividad del país, encender nuevos motores de crecimiento y avanzar, en lo posible, en hacer que el Estado provea eficientemente buenos servicios a los ciudadanos. Las primeras declaraciones de algunos ministros, sin embargo, no han sido muy alentadoras. El ministro de Trabajo, por ejemplo, en la , pareciera no entender que el mayor generador del empleo no es el Estado sino el sector privado; y que la inflexibilidad laboral del Perú, una de las mayores del mundo, es una inmensa traba para la creación de empleo formal.

Para poner la economía en movimiento en el corto plazo, el Gobierno debería tomar algunas medidas “fuera de la caja” para enfrentar la lentitud o paralización de la ejecución de proyectos. Por ejemplo, en la Reconstrucción con Cambios (RCC), el presupuesto asignado para este año era de US$2.000 millones. Apoyo Consultoría estima que se gastarán menos de US$400 millones. Frente a las urgencias de la población afectada por El Niño costero, ese nivel de ejecución causa indignación. Es obvio que la tarea le ha quedado inmensa a las unidades ejecutoras –ministerios, gobiernos regionales y locales–, que ya tenían serias dificultades para ejecutar, con eficacia, sus proyectos ordinarios. Mientras, vemos cómo las obras para los Juegos Panamericanos avanzan rápidamente y todo pareciera indicar que llegaremos a tiempo para la inauguración. En este caso, se contrató –a través de un acuerdo gobierno a gobierno con Reino Unido– a una empresa especializada en administrar la contratación y supervisión de la elaboración de estudios y ejecución de obras. Algo similar debiera hacerse con la RCC: encargar a una tercera parte experta en estas tareas (PMO por Project Management Office), para que asuma la responsabilidad de contratar los estudios y la ejecución de los proyectos, por supuesto, de manera transparente.

Los proyectos de inversión en infraestructura también pueden contribuir rápidamente a la reactivación. La línea 2 del metro, por ejemplo, estaba programada para ser construida en cinco años. Al ritmo que va, tomará 11 años. Al igual que otros proyectos complejos, el concesionario tiene que lidiar con la altísima disfuncionalidad del Estado, que involucra a muchas autoridades, cada una con su normativa y procedimientos: la Autoridad Autónoma del Sistema Eléctrico de Transporte Masivo de Lima y Callao (AATE), el Ministerio de Transporte y Comunicaciones, el Ministerio de Economía y Finanzas, las municipalidades de Lima Metropolitana, el Callao y distritales por las que atraviesa la línea, Ositrán y las empresas de servicios públicos (por las interferencias). Ante ello, la metodología de las mesas ejecutivas podría ser muy útil para juntar a todas las partes, ponerlas de acuerdo y tomar decisiones de manera inmediata, sin necesidad de pasar por el alambique de procedimientos y opiniones internas previas. Lo mismo podría aplicarse para todos los proyectos de inversión que están atrasados. Para ello, además, es indispensable que el Poder Ejecutivo insista en la aprobación en el Congreso del proyecto de ley de expropiaciones, que reduce estos procesos de más de dos años a solo nueve meses.

Un tercer ámbito es el de la inversión minera. Durante el gobierno del presidente Ollanta Humala no se inició ningún proyecto minero de clase mundial. Hoy estamos cerca del inicio de por lo menos dos: Quellaveco (US$5.500 millones de inversión) y Minas Justa (US$1.350 millones). Pero, en esta coyuntura favorable de precios de metales, hay muchos más que pueden ponerse en marcha, pronto. Uno emblemático es Tía María. El proyecto cumple con todos los estándares ambientales que el Estado Peruano impone y, en los últimos dos años, la empresa ha realizado un trabajo muy diligente y profesional para mejorar su relacionamiento con la población local. No debiera haber ninguna razón para no darle luz verde. Se trata de US$1.400 millones de inversión, que generarán 3.600 empleos durante sus dos años de construcción.

Durante muchos años ninguneamos la importancia del crecimiento. Hoy la población paga las consecuencias. Cuando crecíamos entre 6% y 8%, en promedio 1’300.000 peruanos salían de la pobreza cada año. Entre el 2015 y el 2016, el promedio fue de apenas 240 mil. Y no debiera extrañarnos que en el 2017 la pobreza se haya incrementado. Por ello es tan importante retomar la senda del crecimiento. Solo se requiere de claridad en las ideas, capacidad de gestión y tomar las decisiones correctas sin temor.