El presidente Pedro Castillo visitó el Congreso de la República. Se nota que tiene tiempo libre. Su visita no significa nada. El presidente se dedica a la nada.
Cuando el presidente va a declarar a la fiscalía hace lo mismo: nada. Se sienta, dice que es inocente de todo cargo y, a continuación, cierra la boca.
En su visita al Parlamento recibió honores al entrar y al salir. Convocó a sus ministros defensores, nuevamente, para nada.
En la sede del Legislativo, el presidente tuvo muy poca participación en el diálogo. Como en la fiscalía, solo habló en la introducción protocolar. Después, hablaron los ministros.
Este Gobierno ha nombrado 70 ministros en lo que va del mandato. Son apenas 13 meses. Eso hace un promedio de un ministro designado cada cinco o seis días.
La volatilidad en los ministerios se debe exclusivamente al Ejecutivo. Al nombrar personas inidóneas o francamente recusables, el Ejecutivo se ve en la necesidad de cambiar y cambiar.
A pesar de lo que dijeron los ministros defensores, no es el Congreso el que causa esa inestabilidad. El Legislativo causa otras inestabilidades, pero no esta, que atenta contra la eficacia de la administración pública.
Los ministros defensores saben eso. Sin embargo, protestaron por un supuesto excesivo control de parte de los congresistas.
Es “show”. El Congreso no tiene mayorías suficientes para controlar al Gobierno. No las tiene, porque el Gobierno, según denuncias de testigos, ha facilitado negocios a algunos representantes.
El Gobierno puede hablar o no hablar en el Congreso. Eso carece de importancia. En los votos tiene el número que necesita.
Entonces, ¿a qué fueron el presidente y sus ministros defensores? A hacer espectáculo. Quieren tener la atención de los medios de comunicación sin tener que responder a sus preguntas. Pura actuación.
El presidente del Congreso, José Williams Zapata, declaró en la víspera sobre la crisis política. La forma de resolverla es la vacancia, sostuvo. Sin embargo, reconoció: “No tenemos los votos suficientes”.
Uno de los ministros reclamó en la reunión que la propuesta de adelanto de elecciones y la de la vacancia los “desestabiliza” a ellos y al país (El Comercio, 19/9/2022, p. 5).
La vacancia es una institución de la Carta. Pensar y plantear abiertamente esa vía no causa más inestabilidad que hablar de cualquier otro contenido de la Constitución.
Ni el presidente ni los ministros pueden pretender que no se debata acciones constitucionales. Eso no causa inestabilidad.
La inestabilidad se da por la persistencia en la infracción, cuando no en el delito. Juan Silva, ex ministro de Transportes y Comunicaciones, no está prófugo por culpa del Congreso, sino debido a los delitos imputados.
La lista de ministros y funcionarios con acusaciones, denuncias y prontuarios es impresionante. Las denuncias fiscales contra el presidente, también.
Este es el Gobierno de la “estabilidad”. Este es el Gobierno que quiere callar las investigaciones porque “desestabilizan” al país.
Castillo y sus ministros quieren callar al Congreso, como quieren callar a la fiscalía, a los policías como Harvey Colchado y a la prensa. Quieren que se los encubra.
No los dejemos.