Nunca tendremos miniseries de TV sobre la vida de Luis de Souza Ferreira. Tampoco estadios con su nombre. En el aniversario 90 de Universitario de Deportes recordemos que el primer gol peruano de los mundiales fue crema. Pocos lo saben, esa anotación histórica ante Rumanía es casi un gol invisible. No hubo leyenda urbana aquí. Ni una caricatura de Hitler ni mucho menos una escena difusa que permita la más disparatada de las invenciones. Luis de Souza Ferreira se fue para siempre con su mejor relato grabado en ese reproductor íntimo y silencioso que todos guardamos en la memoria.
El 14 de julio de 1930, en el estadio Pocitos de Montevideo y ante dos mil espectadores, Perú debutó en los mundiales de fútbol ante Rumanía. Stanciu hizo el primero para los europeos en el primer minuto del partido. Cuando el reloj marcaba los 30 del segundo tiempo, Luis de Souza Ferreira recibió un centro por la banda derecha y definió con una vistosa volea. Después los rumanos sacaron la ventaja final 3-1 pero esa es otra historia.
Fue jugador del primer equipo merengue que jugó en el torneo peruano de 1928. Un fundador de Universitario olvidado y que simboliza al futbolista peruano sin prensa. Sin vicios nocturnos, sin escándalos, sin look estrafalario, sin cuentos de ficción. Luis de Souza Ferreira Huby se retiró del fútbol antes de cumplir 30 años, estudió Ingeniería Civil y participó en la construcción del estadio crema en 1952. ¿Qué nombre ponerle? “Que le pongan Lolo, yo nunca fui un personaje”, me respondió don Luis en el Día de la Madre del 2007, sentado a un lado del cuadro del equipo mundialista de 1930 en su casa de La Punta.
Su registro aparece en la página oficial de la FIFA pero aquí es casi un dato fantasmal. No usaba la redecilla de Lolo, tampoco tuvo leyendas sobre cheques en blancos con clubes chilenos. Eso nos gusta a los peruanos a veces: la novela, la historia detrás de las cortinas, el ají, el condimento. De ‘Manguera’ Villanueva a veces se habla más de sus salidas nocturnas que de sus goles. De Valdivieso se comenta que atajaba con una sola mano. En los bares aún se repite que Valeriano López encendía cigarros con billetes de cien dólares. Con Luis de Souza Ferreira no hay heroísmo de leyenda ni miniseries como “Goleadores”, que en lugar de ser una fiel evocación futbolística es solo un monumento a la mentira.
La ‘U’ cumple 90 años y en medio del festejo sus hinchas deben recuperar a uno de sus jugadores históricos que nunca fue ídolo. Luis de Souza Ferreira murió lúcido y feliz una mañana de setiembre del 2008. Hasta el último suspiro pudo fotografiar sus imágenes ausentes con solo cerrar los ojos. Vivió casi un siglo. La fama no estuvo para robarle los años.