"Convocar, llamar, declarar… Por lo que parece el principal instrumento del que se piensa valer Castillo para derrotar a la epidemia es el megáfono". (Ilustración: Víctor Aguilar Rúa)
"Convocar, llamar, declarar… Por lo que parece el principal instrumento del que se piensa valer Castillo para derrotar a la epidemia es el megáfono". (Ilustración: Víctor Aguilar Rúa)
Mario Ghibellini

La magia de las parejas cómicas ha radicado siempre en el contraste. Si uno de sus integrantes es gordo, el otro tendrá que ser flaco; y si uno es adusto, el otro, por fuerza, será risueño. Los dos, eso sí, deben ser igualmente torpes y proclives al involuntario juego de palabras. Los malentendidos derivados del distinto sentido que cada uno de los miembros de la pareja le da a una misma expresión han sido fuente inagotable de ‘gags’ que han quedado grabados en la historia del cine y el vodevil.

La conformación de este tipo de dúos, sin embargo, no ha sido invariablemente el resultado de una calculada fórmula. En algunas ocasiones, el azar intervino en la prodigiosa confluencia. Tal fue, por ejemplo, el caso de Laurel & Hardy, y tal parece que ha sido también el caso de y .

El secretario general de y el candidato presidencial con el que esa organización política participa en esta segunda vuelta empezaron la campaña, en efecto, como simples aliados políticos, pero esta semana han revelado una vena histriónica y una particular química para marcar contrastes entre ellos que los han convertido en algo así como la versión criolla de la recordada “pareja dispareja”.

–Instale su tiranía–

Después de una semana en la que los medios destacaron algunos de los puntos más controvertidos del plan de gobierno de Perú Libre, así como las declaraciones más hostiles de algunos de los congresistas virtualmente electos de ese partido contra el Estado de derecho, Castillo apareció en una entrevista radial a recitar: “Hemos trabajado un plan de gobierno y, más allá de lo que diga o deje de decir Cerrón, el que va a gobernar soy yo”.

Cabe anotar, no obstante, que el plan de gobierno con el que el referido partido y su candidato corrieron en la primera vuelta fue esencialmente alumbrado por el ingenio de Cerrón, por lo que –salvo que Castillo estuviese aludiendo a un plan secreto que ha estado guardando para sorprendernos en estos días– aquello que haya dicho en ese documento el exgobernador regional de Junín sí que lo compromete.

En general, las sentencias del texto programático o las frases inmortales de los virtuales parlamentarios resaltadas recientemente por la prensa tienen que ver con las intenciones de convocar a una Asamblea Constituyente y disolver el por razones reñidas con la . Y también, por supuesto, con la evaluación oficial “de los contenidos de la televisión y las radios antes de la difusión, evitando de esta forma que se atente contra la moral y las buenas costumbres de la sociedad peruana”. Es decir, con el recetario para instalar una tiranía que bien podría encontrar uno en Wikipedia.

De manera anticipatoria, además, hace apenas once días, Cerrón consignó en su cuenta de Twitter un mensaje tendiente a desvirtuar cualquier maquillaje que pudiera intentarse con el plan de gobierno original después de la primera vuelta. “No habrá Hoja de Ruta con Perú Libre y Pedro Castillo. Somos un partido consecuente y consciente de sus planteamientos”, escribió. Así que lo que tenemos, en buena cuenta, es una rutina del tipo “quién manda a quién” improvisada por la pareja bufa. Y salpicada de juegos de palabras, desde luego.

Hay que precisar, no obstante, que no todo en esta sociedad farandulera es disenso o contrapunto. Existen también asuntos en los que nuestros dos personajes coinciden minuciosamente, y uno de ellos es el de la absoluta ausencia de ideas sobre qué hacer para combatir la del si llegan al poder.

–Mataclowns–

En lo que respecta a este pequeño déficit en materia de salud, por lo menos hay que reconocer en Cerrón (que irónicamente es médico) consistencia y franqueza. En el 2014, cuando era gobernador de Junín, la anemia de los niños de 6 a 35 meses de su región llegó al 64%, un récord auténticamente macabro. Y en el programa de gobierno de su autoría presentado por Perú Libre ante el JNE para competir en estas , el coronavirus sencillamente no aparece. Ni siquiera en una enmendadura de último momento.

Castillo, por su parte, se enzarza en las espinas de su propio floro cuando le preguntan cuál es su propuesta para conseguir pronto la inmunización de toda la población contra el COVID-19. “Nuestra convocatoria es decidida con la finalidad de convocar a los mejores médicos del Perú para hacer esta cruzada pero en conjunto, y a partir de ahí, estructurar este trabajo; declarar no solamente una cruzada nacional y enfrentar esta pandemia generalizando primeramente la atención médica”, ha sido, por ejemplo, una de sus formulaciones más celebradas sobre el particular. Así como también aquella otra en la que anunció que llamará “a la empresa transnacional y a la nacional para [ver] cuál es su cuota, su amor a la patria para comprar no solo vacunas”. Convocar, llamar, declarar… Por lo que parece el principal instrumento del que se piensa valer Castillo para derrotar a la epidemia es el megáfono.

Así las cosas, el cuadro que enfrentamos es muy claro: estamos jugándonos la posibilidad de caer en manos de esta pareja de ‘clowns’ –Anemio & Pandemio es el nombre artístico que proponemos para ellos– para salir de esta pesadilla infecciosa. ¡Para morirse de risa! Aunque pensándolo bien, la risa no está garantizada; la muerte, sí.

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