El presidente del Consejo de Ministros (PCM) Vicente Zeballos y el ministro de Salud Víctor Zamora responden preguntas de la prensa. (Foto: GEC).
El presidente del Consejo de Ministros (PCM) Vicente Zeballos y el ministro de Salud Víctor Zamora responden preguntas de la prensa. (Foto: GEC).
/ FERNANDO SANGAMA
Editorial El Comercio

En el marco del combate contra una epidemia que se va conociendo en el camino, como ocurre actualmente con la del , es normal que exista una dosis de ensayo y error en las disposiciones que dicta la autoridad. La capacidad de corregir lo inicialmente exigido a partir de la información que proporcionan las críticas es, además, saludable. Y de hecho eso es lo que ha sucedido en algunos casos con las restricciones adoptadas por este Gobierno en el contexto al que aludimos. La de la distinción entre días para que los varones pudiesen salir a hacer compras y días para que las mujeres estuviesen autorizadas a hacer lo propio .

Se pueden distinguir, no obstante, otros terrenos en los que las medidas han sido puestas en vigor de un modo tan precipitado que el retroceso o la modificación de las mismas ha sido casi inmediato. Nos referimos, por citar las más saltantes, a las limitaciones que se anunciaron para los trabajadores que podían regresar a ejercer sus labores antes de que terminase completamente la emergencia y a las precauciones obligatorias para el ingreso a mercados, bancos y otras entidades financieras.

Como se sabe, en lo tocante a las primeras, inicialmente se dijo que no podrían regresar a trabajar ni los mayores de 60 años ni las personas que presentaran un grado de obesidad 1 (índice de masa corporal de 30 a 34,9)… Y luego se varió, razonablemente, la restricción y a los individuos con grado de obesidad 3 (índice de masa corporal igual o mayor a 40). Mientras que en lo que se refiere a lo segundo, después de dictar que sería indispensable, se anunció que la exigencia estaba ; y, por último, vía una “fe de erratas” publicada en “El Peruano”. Restricciones mutantes en todo el sentido de la expresión.

La pregunta que esta situación levanta es sencilla: ¿no podían preverse los clamorosos inconvenientes de las disposiciones, que tan rápidamente fueron luego advertidos, antes de imponerlas? ¿Meditar antes de establecer pautas es acaso una de las prácticas vetadas en esta hora de urgencias?