Editorial El Comercio

Finalmente, esta semana el decidió debatir los cuatro informes de la que recomendaban suspender a los legisladores (Fuerza Popular), (no agrupado), y (ambos de Acción Popular) por 60 días, en el caso del primero, y por 120 días, en el caso de los otros tres, por diferentes infracciones al Código de Ética Parlamentaria.

En los últimos meses, hemos venido recordando que la representación nacional tenía cuentas pendientes con estos cuatro legisladores desde hacía buen tiempo. En el caso de Cordero, por ejemplo, el documento que recomendaba suspenderlo estaba a la espera de ser debatido desde el 31 de mayo del año pasado, mientras que el de Wong databa del 9 de agosto último y el de los acciopopulistas, del 21 de octubre. Esta evidente demora en revisar en el pleno sus posibles suspensiones daba la sensación de que, en realidad, los congresistas no querían sancionar a cuatro de sus colegas y preferían seguir pateando el tema hasta las calendas griegas. Y, a decir verdad, esta semana dichas impresiones quedaron confirmadas.

El jueves, la sesión del Parlamento terminó solamente con un sancionado, el legislador Wong. A él, como sabemos, se le acusa de haber intervenido en el nombramiento de su exasesor parlamentario Manuel Talavera Valdivia como presidente del directorio de la Empresa Nacional de Puertos (Enapu), entidad adscrita al Ministerio de Transportes y Comunicaciones (MTC), cuando este tenía como titular al hoy prófugo . Como reveló en su momento el programa “Punto final”, Wong acudió a las instalaciones del MTC 20 días después de la designación de Talavera para agradecerle personalmente al entonces ministro Silva por este nombramiento.

Aun en este caso, sin embargo, hubo 28 congresistas que votaron en contra de que Wong fuera sancionado, y el pedido que este mismo realizó para que la representación nacional reconsiderara esta decisión alcanzó nada menos que 62 adhesiones, solo cuatro menos de las que necesitaba para ser admitida.

Pero la mayor vergüenza estuvo en las votaciones de los pedidos para suspender a los parlamentarios Cordero, Vergara y Flores. Al primero de ellos, como se recuerda, se le acusaba de haber intentado intimidar a su expareja para que esta se retractara de la denuncia que había hecho ante el programa “Panorama” sobre una agresión que había sufrido de parte del hoy congresista en el 2014. En medio de una semana en la que hemos visto estremecedores casos de violencia contra la mujer, a 73 congresistas les pareció oportuno devolver el expediente a la Comisión de Ética, salvando así a Cordero de una suspensión de 60 días. Como para recordarle a la ciudadanía el poco interés que tienen nuestras autoridades, independientemente de su orientación ideológica, de sancionar estas conductas.

Finalmente, 60 votos en contra les permitieron a Vergara y Flores salir librados de una suspensión de 120 días. Ambos, vale recordar, vienen siendo investigados por el Ministerio Público en el caso conocido como el de que, según la tesis fiscal, negociaron con el expresidente Pedro Castillo una serie de beneficios a cambio de blindar su gestión en el hemiciclo. Así, si hace una semana uno podía pensar que los de otros legisladores implicados en el caso de ‘Los Niños’ demandaban del Congreso una sanción de algún tipo, el blindaje a Vergara y Flores esta semana permite avizorar que esto no ocurrirá.

Entrevistada ayer en RPP, la presidenta de la Comisión de Ética, Karol Paredes, lamentó la decisión de sus colegas y afirmó que, si el grupo de trabajo que ella preside , “mejor que no exista”. Una definición bastante precisa para lo que hemos visto esta semana, pues parece que para el Congreso la ética es apenas una bomba de humo con la que buscan dar la sensación de que no aceptan inconductas entre sus miembros cuando, a la hora de la verdad, son incapaces de sancionarlas.

Editorial de El Comercio

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