La información sobre una supuesta invitación a la señora Nadine Heredia para que acudiese a la Comisión Belaunde Lossio levantó la semana pasada un gran revuelo de posiciones a favor y en contra de la sola idea de que ello ocurriese. Como se sabe, la noticia, divulgada originalmente por el congresista Yonhy Lescano, fue luego desmentida por la presidenta de ese grupo de trabajo parlamentario, Marisol Pérez Tello, quien precisó que era a ella a quien le correspondía determinar quién es citado para qué reunión y que bajo ninguna circunstancia los invitados se enterarían de la convocatoria por la prensa, lo que disipó la tensión por el momento.
Es claro, sin embargo, que más temprano que tarde la esposa del presidente será invitada a la referida comisión, porque la propia Pérez Tello ha dicho también: “La primera dama es representante de un partido político, es ciudadana. En este país nadie tiene corona y todos tenemos que ser parte de la búsqueda de la verdad”. Ante la inminencia de esa circunstancia, entonces, resulta pertinente evaluar aquí tanto los argumentos de quienes la favorecen como los de quienes la objetan.
El legislador aprista Mauricio Mulder, miembro de la comisión, por ejemplo, ha sentenciado: “Si su nombre ha sido mencionado y, además, hay cuentas bancarias que conectan a Martín Belaunde Lossio con la señora Heredia, se le tiene que preguntar”. Y el ya aludido Lescano, por su parte, ha adelantado: “Si de pronto aparece el nombre [de Nadine Heredia] o documentos con su nombre, tenemos que convocarla, citarla. Sería una grave omisión en la investigación no recibir su declaración”.
El parlamentario humalista Teófilo Gamarra, recientemente incorporado a la comisión, ha retrucado, en cambio, lo siguiente: “Considero que se trata de un capricho, [se quiere] generar tribuna, una confrontación política, y eso no es serio, maduro; no estamos hablando, en todo caso, de una investigación objetiva, sino de una investigación totalmente sesgada”. Y su compañero de bancada Fredy Otárola ha añadido: “No veo por qué se le debe invitar. ¿Qué tiene que ver la primera dama con el tema concreto de la investigación a Martín Belaunde Lossio? [...] Sería inverosímil y destruiría la comisión porque denotaría ad portas de un proceso electoral que la intención es politizar el tema”.
Como se ve, en general, los representantes de la oposición consideran la concurrencia imprescindible, habida cuenta de la cercanía que existió –antes de iniciado este gobierno y durante el mismo– entre los Humala-Heredia y el prófugo empresario, mientras que los del oficialismo la juzgan más bien inaceptable, porque distinguen un ánimo de menoscabo político-electoral detrás de quienes la proponen.
¿Quién tiene la razón? Tal vez convendría derivar la respuesta de algunas reflexiones del propio presidente Humala a propósito de un tema anexo. A saber, el de la determinación del gobierno de traer a Belaunde Lossio de regreso al país. “Yo no distingo ni familia, ni amistades, ni colaboradores. Estamos trabajando a través de cancillería para traerlo en el plazo más corto”, dijo hace tres meses el mandatario. Y luego agregó: “Nadie tiene corona”. Una frase que evoca ciertamente la pronunciada en días pasados por Pérez Tello.
Si tal principio rigiese en la conducta del oficialismo, sin embargo, sus representantes tendrían que asumir la eventual citación a la señora Heredia del mismo modo que cualquier otra. Atentos, por supuesto, a los cargos meramente políticos que se le pudieran hacer en el camino para refutarlos (después de todo, es la lideresa del partido), pero no librando una batalla campal para impedirla, porque ello sugiere más bien la defensa del tipo de privilegios que el aludido tocado real simboliza. O, peor aún, un temor a lo que pudiera salir a la luz al recabarse el testimonio de la primera dama.
En el Estado de derecho, en el pulseo entre un poder fáctico y otro constituido legítimamente, está llamado a prevalecer siempre este último. Por el bien de la democracia, en consecuencia, esperemos que en el caso de una próxima citación a la primera dama a la Comisión Belaunde Lossio no se produzca una oprobiosa excepción.