Después de CADE, el presidente Ollanta Humala criticó a los principales candidatos por no tocar el tema ambiental y el cambio climático en sus discursos. No le faltó razón. El tema ambiental no ha sido parte del discurso de ningún candidato, salvo algún comentario aislado. Resulta sorprendente que la agenda ambiental no sea de interés electoral para los candidatos en un país como el Perú y en momentos como los que vivimos. ¿O es que los peruanos no nos damos cuenta de que la agenda ambiental es crítica para nuestro presente y futuro?
Estamos en un momento en que El Niño ya está golpeando con fuerza, cuando la mayor parte de los conflictos sociales –que claramente afectan al país y su economía– tienen relación directa con problemas ambientales. Es ahora cuando nos preocupan la desaceleración económica y las soluciones que se presenten para solventar la permisología ambiental. Ahora cuando el sector pesquero puede sufrir una caída por los fenómenos climáticos. Ahora cuando no se logran vencer las lacras de la minería y tala ilegal. Ahora cuando la contaminación de nuestros ríos es cada vez mayor y afecta la salud y la producción por cientos de millones de soles. Ahora cuando tenemos ciudades con niveles de contaminación del aire docenas de veces por encima del máximo permitido por organizaciones de salud. Ahora cuando se deshielan los glaciares que pronto nos dejarán sin agua por varios meses del año. Ahora cuando se siguen talando bosques y mermando nuestras áreas protegidas silenciosamente. Ahora cuando las mafias siguen asesinando a más peruanos por defender su entorno. Ahora cuando tenemos que equipar a gallinazos con cámaras para que nos digan dónde está la basura.
Algunos candidatos han lanzado señales que más bien nos dejan confusos. Uno anuncia la fusión del Ministerio del Ambiente con otros ministerios, una candidata habla de los mineros ilegales con ternura como los “pequeños mineros artesanales” mientras otra promete desterrarlos. Nadie habla sobre la contaminación del aire, de la basura y ruido en las ciudades. ¿Quién dice cómo van a enfrentar las demandas ambientales de las comunidades para evitar conflictos como Conga, Las Bambas o Tía María? Hasta ahora no se ha escuchado coherencia sobre la política ambiental a seguir.
A los peruanos sí nos interesa cómo se va a tratar la basura, nuestras playas limpias, nuestros ríos con peces y agua que no nos envenene, y más áreas protegidas que nos hagan sentir orgullosos. Basta un ejemplo: según una encuesta de Ipsos (octubre, 2015), el 79% de peruanos apoyaría al candidato que incluya en su agenda la conservación de áreas naturales ricas en biodiversidad.
Ha habido progresos significativos en la institucionalidad ambiental que merecen ser reforzados de manera que se perciban como promotores de crecimiento. Por ejemplo, el rol del Senace, que debe dar más confianza y claridad en las gestiones ambientales para los estudios de impacto ambiental, o del Sernamp en la gestión de nuestras áreas protegidas, eje de nuestro crecimiento turístico. Los candidatos deberían mantener y aprovechar el liderazgo alcanzado en la negociación climática mundial, que puede significar para el Perú enormes inversiones en los sectores forestales, energía y transporte. Hay muchos desafíos y necesitamos saber cómo los van a enfrentar.
Es momento de que los candidatos tomen en serio el ambiente en que vivimos. Sin él no hay economía sostenible ni seguridad ciudadana duradera. Somos muchos a quienes nos importa.