Cuatro aeroplanos alemanes atacaron Dunquerque por más de media hora con bombas. Los soldados franceses, desde las calles, contestaron con el fuego de sus rifles. Sin embargo, los aeroplanos escaparon, aunque uno de los aviadores germanos quedó herido. Muchos edificios sufrieron grandes averías. Resultaron 15 civiles muertos y 32 heridos, al igual que tres oficiales. Este ataque nos mueve a reflexión sobre el gran problema de los bombardeos sobre las ciudades donde las víctimas son, mayoritariamente, ciudadanos civiles, mujeres, niños y ancianos, todos inocentes.