Ayer, en la noche, dejó de existir en esta capital uno de los nombres más representativos del país, el doctor Luis Felipe Villarán. Su quehacer estuvo vinculado a las más altas esferas de la vida intelectual. Jurisconsulto eminente trazó desde su cátedra en San Marcos nuevos rumbos a las orientaciones del pensamiento jurídico. Ministro de Estado, en varias ocasiones, llevó a las carteras que desempeñó el mismo criterio de pureza y el gran caudal de sus conocimientos. Fue presidente de la Corte Suprema brindando el mismo ejemplo y enseñando con la misma solvencia
H.L.M.