El alférez Carlos Augusto Hildebrandt, que acaba de fallecer en la tragedia de Ancón, fue alumno distinguido en la Escuela Naval y cuando se instaló la base de hidroaviones en Ancón fue uno de los primeros en presentarse para cursar esta especialidad junto con otros selectos marinos. Anoche, los restos de Hildebrandt fueron velados en el Casino Militar, en la Av. Nicolás de Piérola. El salón estaba lleno de aparatos florales y los aviadores de la Escuela de Ancón se turnaban haciendo guardia de honor a su colega. El sepelio será mañana.
H.L.M.