A la una de la madrugada hubo un gran revuelo en el centro de la ciudad. En la calle Baquíjano se encontraban varios pelotones de gendarmes armados y numerosos curiosos. En ese momento las autoridades clausuraban el diario “La Prensa”, cuyos talleres están en dicha vía. Los gendarmes llegaron hasta la oficina del director, Luis Fernán Cisneros, pidiéndole las llaves de la imprenta. Este se negó a entregarlas y entonces el intendente ordenó que lo detuvieran y lo llevarán a la Prefectura. El Gobierno clausura al diario por “escribir mentiras, calumnias y difamaciones”.
H.L.M.