Raymond Poincaré ha refutado un artículo del “Times”, de Londres, que quitaba al francés sus privilegios de lengua diplomática. Poincaré recuerda que casi todos los Tratados de los últimos siglos fueron redactados en francés. No se trata, dice, de una cuestión de amor propio, sino de evitar equívocos en la interpretación. Los textos bilingües o trilingües presentan diferencias que provocan problemas. Por ello, lo más sensato es que haya un solo texto y que siga siendo en francés, como se estila hasta el presente. Este es un beneficio para la precisión del texto.
H.L.M.