Ayer a las 12:30 p.m. se hizo un religioso silencio entre la muchedumbre, cuando el presidente Leguía, acompañado por el mariscal Cáceres y el presidente de la delegación argentina, monseñor Duprat, avanzaron hasta las gradas del monumento para descorrer el velo que lo cubría. Por fallas en una polea la tela no se desprendía y un audaz muchacho trepó el monumento consiguiendo corregir la falla. Quedó entonces al descubierto la hermosa estatua ecuestre mientras sonaban los acordes de los himnos del Perú y la Argentina y la multitud aplaudía emocionada.
H.L.M