Hemos observado con interés el debate de desagüe entre Ollanta, quien dijo que el fujimorismo “nació de la cloaca”, y Kenji, quien respondió que el nacionalismo “nació del silo del velascato, el secuestro y el asesinato”.
Primero, sorprendió positivamente que Ollanta haya decidido iniciar el debate ante la prensa extranjera, mostrándole al mundo que somos un país democrático y civilizado. Solo el tiempo dirá si la estrategia de Ollanta, según la cual los trapos sucios se lavan en casa pero nuestras cloacas se ventilan internacionalmente, tendrá un impacto positivo (se sabe que, por lo menos, varios inversionistas extranjeros se han interesado en nuestro sistema de alcantarillado).
Por otro lado, el debate permitió confirmar que Ollanta finalmente ha elevado la majestad presidencial al alto grado que tal investidura merece. Hace algunas semanas se mechó con Reimond Manco y ahora entró en un intercambio de calificativos seudofecales. Se especula que su próxima aparición pública será como participante de “Combate”.
Finalmente, la discusión también resaltó la estirpe de Kenji como político maduro y líder opositor. Si bien pudo responder que el nacionalismo se gestó en el inodoro de Antauro, el fujimorista solo aludió educadamente a que el nacionalismo se originó en un silo. Sin duda, una inteligente y alturada respuesta que dignifica el cargo de congresista.