Del latín insultus viene insultar, voz emparentada con los verbos castellanos asaltar y saltar. En la lengua general, significa “ofender a alguien provocándolo e irritándolo con palabras o acciones” (DRAE 2014). Derivado de insultar es el adjetivo relacional insultante, que se registra sin marca geográfica en el Léxico oficial (íd.). Sin embargo, en nuestro castellano popular se documenta la formación insultativo como equivalente de insultante. Véase un ejemplo en la carta de un periodista local: “Yo sí considero ese párrafo insultativo […], pues usted no es constitucionalista” (La Mula, 1/5/2017). Debe evitarse.
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