Es un obvio derivado de silla con el sufijo -eta, sin ningún matiz de diminutivo. En la lengua general silleta significa “recipiente para excretar en la cama los enfermos” y “piedra sobre la cual se labra o muele el chocolate” (DRAE 2014). Pero en el Perú y varios otros países de la América hispana silleta es equivalente de silla. Véase un uso de Vargas Llosa en Conversación en La Catedral: “Lo había visto [...] sentarse en la silleta desfondada, sacarse los zapatos, prender un cigarrillo...” (Barcelona 1996, p. 615).