Todos son iguales, por Fernando Rospigliosi
Todos son iguales, por Fernando Rospigliosi
Fernando Rospigliosi

Las revelaciones llegadas desde Brasil comprometen ahora a los gobiernos de Alejandro Toledo y Alan García en la recepción de presuntos sobornos de empresas de ese país que construyeron la carretera Interoceánica y la planta de tratamiento de agua de Huachipa.

Según el portal de Internet Convoca.pe y el diario “Perú 21”, que se basan en documentos incautados por la policía brasileña el año 2009 a la empresa Camargo Correa en Sao Paulo, se habrían pagado millones de dólares en coimas a funcionarios de esos gobiernos. En algunos casos aparecen los nombres –o iniciales– y los montos.
En el caso de la Interoceánica, carretera que iba a costar 800 millones de dólares y terminó costando 2.000 millones, Camargo Correa construyó un tramo durante los gobiernos de García y Toledo. En el año 2009, cuando fueron incautados los documentos, dice la policía brasileña, que de un total de más de 180 millones de dólares recibidos por Camargo Correa, se pagarían sobornos de 3% (cinco y medio millones de dólares) a la rúbrica del contrato y 0,5% (900 mil dólares) destinados a “JR”. Así, dice el reporte policial, “los totales de ‘Capilés’ [propinas o coimas] que tendría por pagar Camargo Correa serían de US$6.313.075”.

Además de “J.R.” aparece el apellido “Toledo” escrito a mano en uno de los documentos donde se detallan los sobornos. Como es obvio, la pregunta es si una parte de esa millonaria coima fue a engrosar los fondos que después aparecieron en la cuenta de Ecoteva y sirvieron para comprar propiedades y pagar hipotecas vinculadas al ex presidente por varios millones de dólares.

También se habrían pagado sobornos en el gobierno aprista, cuando la obra subía de precio mes a mes y los funcionarios tenían que aprobar los aumentos, aunque el ex ministro de Transportes Enrique Cornejo dice que todo fue auditado por la contraloría.

En el caso de la planta de Huachipa, un contrato de más de 300 millones de soles durante el gobierno aprista, aparecen en los documentos incautados los nombres del ex ministro Hernán Garrido-Lecca (‘Gordo’), el ex viceministro Juan Sarmiento, el ex presidente de Sedapal Guillermo León y el ex gerente de este organismo Umberto Olcese. Las cifras de las presuntas coimas son de un millón de dólares a Garrido -Lecca, otro millón a León, 450.000 dólares a Olcese y 300.000 dólares a Sarmiento.
Naturalmente, todos los implicados niegan su participación.

Uno de los encargados de los sobornos de la Interoceánica sería Marcos de Moura Wanderley (aparece como “Max Vanderlei” en el reporte policial), que fue el representante legal de Camargo Correa durante las negociaciones de la Interoceánica con el gobierno peruano. Wanderley vive en el Perú desde 1998 y ha sido directivo y representante de varias importantes empresas brasileñas que hacen negocios aquí.

Según el semanario “Hildebrandt en sus trece”, Marcos de Moura Wanderley –el presunto sobornador– es el novio de Rocío Calderón, la íntima amiga de Nadine Heredia, que le dio una extensión de su tarjeta de crédito para hacer suntuosas compras y recibió dinero de Venezuela en su cuenta para luego transferirlo a Heredia. El semanario publica fotos de Marcos y Rocío, y una relación de viajes que hicieron juntos al extranjero hasta fechas muy recientes.

Rocío Calderón trabaja actualmente en Palacio de Gobierno y también es directora del Organismo Supervisor de Contrataciones del Estado (OSCE).

En esta situación, la decisión de la jueza María Niño de impedir que la fiscalía reabra la investigación a Nadine Heredia, a pesar de las nuevas pruebas encontradas, le da un respiro judicial, pero refuerza la extendida idea que los ricos y poderosos siempre pueden torcer la mano de la justicia. 

Así, Ollanta Humala y Nadine Heredia resultan pareciéndose cada vez más a su enemigo Alan García en su habilidad para sortear procesos judiciales por corrupción y violación a los derechos humanos.

El comentario que se escucha ahora en muchos ambientes es que “todos son iguales”. Humala y Heredia, García, Toledo y antes Alberto Fujimori y Vladimiro Montesinos. La política como un medio para asaltar el poder y enriquecerse. Políticos tradicionales y recién llegados (‘outsiders’) por igual. 

Y, quizás peor, todos, salvo Fujimori y Montesinos, pueden evadir la acción de un sistema judicial cada vez más desacreditado. 
¿Tendremos una alternativa distinta el 2016?