Imaginemos, por puro ejercicio especulativo, que un buen día los congresistas y el presidente sufren un sigiloso ataque conjunto y amanecen con ideas absolutamente afiebradas sobre cómo llevar adelante el país. De pronto, proponen reformas que han demostrado pésimos resultados, que exceden sus competencias, y que subvierten bases elementales del desarrollo del Perú. ¿Qué se puede hacer? El futuro de los países depende de que sus autoridades elegidas se comporten de manera responsable. ¿Qué pasa si no lo hacen?
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