Corazón, cerebro y bolsillo, por Rolando Arellano C.
Corazón, cerebro y bolsillo, por Rolando Arellano C.
Rolando Arellano C.

¿Somos solidarios los peruanos? Sí y no. Un estudio que acabamos de hacer nos muestra que sí lo somos, pero que lo fuimos más y que tenemos aún mucho por avanzar. La próxima Teletón (7 y 8 de noviembre) será una oportunidad para empezar a cambiar y mostrar que somos al menos tan solidarios como otros países latinoamericanos.

¿Por qué sí somos solidarios? Porque de manera general los peruanos estamos acostumbrados a ayudarnos cuando aparece una necesidad imprevista en nuestro entorno. Ello se observó sobre todo en las polladas, medio muy peruano de entreayuda que, aunque algunos lo ridiculizaron, permitió a muchas familias paliar las crisis del siglo pasado. ¿Qué hubiera sido de estas en las épocas de la hiperinflación y del ‘fujishock’ sin las polladas? En esos tiempos nos movía actuar, mucho más que hoy, el corazón.

¿Pero por qué no somos hoy tan solidarios como debiéramos? No lo somos porque ante ese corazón que nos orienta a ayudar se antepone el cerebro, discutiendo la utilidad de hacerlo. ¿Cómo ayudar a ese inválido que pide limosna si es muy probable que esté siendo explotado por alguien? ¿Y qué muestra más evidente de lo inútil de ayudar que el terremoto de , donde el dinero y la colaboración de todos los peruanos no cambiaron nada? Muchos hoy no aportamos porque dudamos del buen uso de nuestra ayuda. 

¿Y aquí el bolsillo cómo se porta? Podría portarse mucho mejor, porque con el crecimiento económico hoy la mayoría de peruanos tenemos más que antes y podemos ayudar más. Y el corazón nos vuelve a decir que así deberíamos agradecer por tener hoy en el bolsillo mucho más que en los tiempos de crisis. Pero el cerebro se interpone nuevamente preguntando ¿y a quién dar? ¿A esa extraña organización que pide colaboración para obras desconocidas y probablemente no santas? ¿A la familia de ese niño en desgracia, que utilizará la ayuda para su propio beneficio?

Ante esa situación somos solidarios solo con el prójimo realmente prójimo, es decir, el cercano y conocido. Con nuestra familia y con los amigos y vecinos cuya necesidad podemos conocer con certeza. Allí se juntan corazón, cerebro y bolsillo, aunque con poco alcance para la sociedad.

En esta circunstancia se presenta la próxima Teletón, en que se juntan los tres elementos necesarios para una ayuda conveniente. El primero, la comprobada existencia de muchos niños discapacitados que necesitan ayuda para crecer felices, como nuestros hijos. El segundo, la credibilidad de la Asociación San Juan de Dios, que ha usado eficientemente lo poco que ha recibido en hospitales y atención a cientos de pacientes. El tercero, el que usted, yo y nuestros conocidos estamos hoy un poco mejor que antes. En la Teletón se pueden juntar, sin riesgo y con gran alcance social, corazón, cerebro y bolsillo. 

Por eso aprovechemos de la Teletón de este 7 y 8 de noviembre para empezar a generar nuevamente un movimiento hacia la solidaridad entre peruanos. Tenemos diez días para convertirnos en voceros de esta causa no solo por ella misma, sino también por el ejemplo que así daremos a nuestros conciudadanos. El ejemplo de que los peruanos sí podemos unirnos, como antes lo hacíamos, dando una respuesta positiva a la pregunta lema de esta Teletón: “¿Y si nos unimos de nuevo?”.