(Ilustración: Giovanni Tazza)
(Ilustración: Giovanni Tazza)
Rolando Arellano C.

En unos días empezarán a llegar al país miles de turistas para los y . Esta es una inmensa ocasión para mostrarle al mundo que nuestro desarrollo reciente no es solo económico, sino también social y cultural. Veamos.

Más allá de la importancia de la competencia deportiva, los Juegos Panamericanos son el más grande evento que se haya dado jamás en el Perú. Grande no solamente por la cantidad de deportistas y espectadores que llegarán al país, sino también por la cobertura mediática que tendrá, que hará que nuestra capital sea vista por millones de personas en el mundo.

Y sin temor a equivocarme creo que los no somos conscientes de su magnitud; es decir, de todo lo que podremos ganar si hacemos bien las cosas, como le sucedió a Londres con las Olimpiadas del 2012. Ni tampoco de todo lo que perderemos en imagen si hacemos lo contrario, como se vio desgraciadamente en el caso de Brasil el 2016.

¿Pero no es esa la responsabilidad del Gobierno y del comité organizador de los juegos? Lo es solo parcialmente, pues la calidad de las instalaciones y de las competencias depende de ellos. Pero los miles de visitantes pasarán solo una parte de su tiempo en los juegos y mucho más en hoteles, restaurantes, tiendas, medios de transporte y en las calles. Y es allí donde la participación de todos nosotros es fundamental.

Es allí, en la calle y en el transporte donde los visitantes verán si somos esa nación admirable que ha logrado crecer mucho más que los otros países de América, esos peruanos que se hicieron querer en el Mundial de Rusia, o si somos los salvajes que se observa en nuestro pésimo tráfico.

¿No será demasiado pedirle a nuestros conciudadanos? No, pues lo fundamental es recuperar esas normas básicas de urbanidad que muchos hemos olvidado, como saludar al visitante, orientarlo si se le ve perdido o cuidarlo un poquito si está demasiado confiado. Y, por cierto, no engañarlo con los precios y atenderlo bien en tiendas y restaurantes hará que nos recomienden, aquí y a su regreso.

Además, obedecer las señas de tránsito y dar el pase cuando se debe, no solo mostraría nuestro civismo, sino que facilitaría el tráfico, que se incrementará grandemente en esos días. Y no solo por ellos sino por nosotros mismos, ayudaría mucho el esforzarnos en no botar basura a la calle, recoger la que vemos tirada y respetar y hacer respetar las colas.

Todavía hay tiempo para que todos, instituciones, empresas, grupos de amigos y familias nos unamos a una cruzada por la ‘panamabilidad’. Porque la oportunidad para el país es única, y aprovecharla está en nuestras manos. ¿Usted qué hará, hoy mismo, para apoyar esta cruzada? Que tenga una buena semana.