(Foto: Archivo El Comercio)
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Pedro Tenorio

La selección peruana de fútbol juega para clasificar al Mundial, aunque a veces no lo parezca. El Gobierno juega a mejorar de modo significativo la vida de millones de peruanos, pero muchas veces no parece. La oposición, en especial la fujimorista, juega a fiscalizar en serio al Ejecutivo para que no meta la pata, no se corrompa ni perjudique al país, pero tampoco parece que lo hiciera de veras. No lo digo yo: según la publicada el último domingo, el presidente de la República y el titular del Congreso caen en sus niveles de aprobación (tres y siete puntos porcentuales, respectivamente) confirmando lo lejos que se encuentra aquello que ambos representan del clamor y las necesidades de la gente.

Las acusaciones y el ruido político de las últimas dos semanas echaron por tierra el intento de una “pax política” entre Pedro Pablo Kuczynski y Keiko Fujimori tras la salida del anterior gabinete. La que se suponía sería una nueva etapa para agilizar la reconstrucción pos-Niño costero y la recuperación económica se entrampa en dimes y diretes: si PPK debe comparecer ante la Comisión Lava Jato (como insiste el fujimorismo), o si el Gobierno financia con la publicidad estatal a los medios más críticos de la “bankada”. Ese es el nivel de confrontación de todos los días. ¿Y qué hay del combate a la delincuencia, la mejora en los servicios de salud y educación que reclaman los peruanos menos favorecidos, y el desarrollo de nueva infraestructura? ¿Quién se ocupa de ello?

y Keiko Fujimori “suben” dos puntos desde el sondeo del mes anterior (de 31% a 33% y de 37% a 39%, respectivamente), pero en realidad ambas se mantienen prácticamente en lo mismo si observamos que el margen de error de Ipsos es de más o menos 2,7%. Como vemos, no hay nada que celebrar (Keiko ya lideró a la oposición entre el 2011 y 2016, y ya sabemos quién ganó la última elección). En cambio, el Gobierno y la oposición corren el riesgo de cerrar el 2017 como un año anodino. Doce meses en los que se debió avanzar, pero prefirieron desgastarnos en pugnas.

E Ipsos lo ratifica: solo uno de cada cuatro peruanos aprueba al Parlamento y solo tres de cada 10 al Ejecutivo. Súmese a ello el impacto de Lava Jato en toda la clase política representada en los poderes públicos y nótese el incierto escenario para ellos de cara al 2021. Creo que el fujimorismo se equivoca exhibiendo una vena autoritaria (anunciar represalias contra un medio de comunicación nunca ha dado resultados favorables en el Perú, a nadie) que le pasará factura. Aún estamos a tiempo de salvar este año, pero no veo una personalidad política capaz de vencer tanta cerrazón. Falta poco para culminar el 2017 y vamos muy mal, ojalá me equivoque.