(Foto: EFE)
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Rolando Arellano C.

Los latinoamericanos somos tan, pero tan parecidos, que en mi experiencia por la región he visto que muchos aspectos que creemos son exclusivos de un país, se dan de manera idéntica en otros. Debemos entenderlo, tanto para ayudarnos a crecer como para defendernos en momentos de crisis. Veamos.

Los peruanos por ejemplo “sabemos” que Antonio Raimondi dijo que el era un mendigo sentado en un banco de oro. Lo cierto es que no hay documentos que prueben que eso dijo el sabio, y más bien he escuchado la frase en México y en otros lados, incluyendo a Rafael Correa, atribuyéndolo a Humboldt sobre los ecuatorianos.

Por cierto, todo venezolano sabe, desde el colegio, que el himno nacional de su país es el más bello del mundo, después de “La Marsellesa”. Lo interesante es que eso mismo dicen argentinos, chilenos, peruanos y otros paisanos latinos sobre su canción oficial. Y en todos los casos, extrañamente, la ponen detrás de un himno de fuera.

Hay también muchos libros y artículos que aseguran que Pablo Escobar ofreció cancelar la deuda externa de Colombia a cambio de libertad para traficar. Pero esa historia, con exactamente las mismas palabras, se ha escrito sobre Amado Carrillo ‘El Señor de los Cielos’ de México, Guillermo Cárdenas ‘Mosca Loca’ de Perú, y Roberto Suárez ‘El rey de la cocaína’ de Bolivia, entre otros. Véanlo en Internet.

No me sorprende por eso escuchar a un amigo boliviano decir que “está comprobado que el mejor castellano de se habla en Bolivia”. Tengo mis dudas, porque eso mismo lo he escuchado en Perú, en Panamá y hasta en Argentina (a pesar del ‘vos’ y del ‘pará’, que ellos usan).

En un ámbito distinto, mis compatriotas dicen que el cebiche es el plato bandera peruano. El problema es que también existe, desde hace mucho, el cebiche ecuatoriano (de camarones) y el mexicano (con tomate), entre varios otros. ¿Y la mejor cerveza del mundo? “La nuestra, según los dominicanos, por la calidad del agua”, como dicen en cada país sobre la suya.

Viendo todas esas coincidencias, entiendo por qué algunos afirman que “los peruanos son como cangrejos en un balde, que no dejan subir al otro, mientras afuera no es así”. No saben que igual dicen los pesimistas profesionales de la región y también los de España, Estados Unidos y China.

En fin, lo importante es que, desde México hasta el Cabo de Hornos, los latinoamericanos somos “igualitos” en mitos y creencias, pero no aprovechamos nuestra semejanza para crecer o defendernos juntos. Y debiéramos entender que por ser tan parecidos, los problemas de hoy en Venezuela, Nicaragua, y los que se vislumbran en Argentina, pueden contagiarnos, si no los ayudamos a superarlos. Que tengan una gran semana.