"Los colegios hoy se ven afectados por problemas financieros, porque una regulación absurda permite que los padres –sin tener siquiera problemas económicos– puedan no pagar las pensiones hasta que empiece el siguiente año".
"Los colegios hoy se ven afectados por problemas financieros, porque una regulación absurda permite que los padres –sin tener siquiera problemas económicos– puedan no pagar las pensiones hasta que empiece el siguiente año".
Fernando Cáceres Freyre

Al matricular a mis hijos en el colegio hubo algo que siempre me preocupó mucho. ¿Qué pasaría si el colegio subía considerablemente sus o si nuestra economía familiar cambiaba severamente? Si la cuota de ingreso no era devuelta, al menos parcialmente, estábamos fritos.

Alguna vez lo conversé con el dueño de un colegio privado, y este me dijo que la cuota de ingreso debía pagarse por formar parte de la institución, sin importar los años de estudio: “como en un club”, me dijo.

Por eso, no puedo sino sentirme aliviado al leer que el ha aprobado un que establece que, si trasladas o retiras voluntariamente a tu hijo, el colegio debe devolverte la cuota en proporción al tiempo de permanencia.

Pero el hecho de que yo –y muchos padres– nos sintamos aliviados no es razón suficiente para haber aprobado una norma como esta, porque no se ha considerado el otro lado de la moneda: la necesaria estabilidad económica de los proveedores del servicio.

Los colegios hoy se ven afectados por problemas financieros, porque una regulación absurda permite que los padres –sin tener siquiera problemas económicos– puedan no pagar las pensiones hasta que empiece el siguiente año, perjudicando a los otros padres, niños, docentes, y dueños, a través de mayores costos, menor calidad, menores salarios y márgenes, respectivamente.

Sin corregirlo, el reciente decreto suma otra medida que impacta sin proporción las finanzas de los colegios, porque no acota las situaciones bajo las cuales los padres de familia podremos acceder a la devolución: incremento considerable en las pensiones, cambio severo de situación económica, ‘bullying’ comprobado, etc.

Alguien me dirá que la regulación sobre la cuota de ingreso no responde a una falla de mercado. Eso es cierto. Pero también lo es que la educación se considera un servicio público (TC, 2013), y un medio para hacer efectiva la igualdad de oportunidades (TC, 2012).

El gran problema es que no hay alternativas para hacer frente a situaciones como las descritas. Los colegios no ofrecían alternativas, porque los veían como clubes (dudo que lo hayan concertado). Por otro lado, aplicar figuras legales como la excesiva onerosidad para hacer frente a un cambio considerable de pensiones, sería cuestionado porque la subidas de pensiones no son situaciones imprevisibles.

La nueva regulación traerá cola. El decreto de urgencia incrementa los costos financieros y esto será trasladado a las pensiones. El gobierno lamentablemente ha perdido la oportunidad de impedir que los padres oportunistas se aprovechen de los demás, al dejar de pagar pensiones.

Lo que sí pueden hacer ahora es limitar vía reglamento, las situaciones en las cuales los padres podremos pedir la devolución de la cuota. A más situaciones acotadas, menor será la subida de pensiones.

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