Para ayudarlos a evitar errores futuros, aunque con riesgo de recibir ataques de quienes no entienden el sentido positivo de este mensaje, quiero invitar a los jóvenes a reflexionar sobre la trascendencia de su movimiento por la democracia. Porque toda la condescendencia y halagos que reciben hoy pueden hacerlos repetir acciones que distorsionen el justo sentido de su protesta.
Para empezar, es una gran noticia que los jóvenes hayan dejado la pasividad y decidido asumir un papel político activo. Así cambian la tendencia de desprecio a la clase que dirige la polis y muestran que se están formando nuevos dirigentes políticos. Sean entonces conscientes de que hoy ustedes, con herramientas muy poderosas como el Internet y las redes sociales, están haciendo política.
Pero deben cuidarse de malas interpretaciones que en el futuro puedan dañar su espontáneo movimiento. Porque no se trata de una indignación exclusiva de jóvenes que salieron a tomar las calles. Si vemos las encuestas este es un sentimiento de personas de toda edad, salvo que el respeto a las normas de contagio mantuvo en casa a los mayores, mientras los jóvenes, menos frágiles ante el virus, salían a protestar. Ustedes son la punta de un iceberg social y representan a muchos peruanos de diversas edades y procedencias, que los apoyan y tienen su mismo sentir.
Luego, entendiendo que hay grupos interesados en malinformar y desinformar sobre sus actos, es importante que cuiden que dentro de su movimiento no crezcan contradicciones como las de aquellos que pedían censurar a periodistas o expulsar de universidades a los que expresaron opiniones distintas a las suyas, mientras el objetivo de las mayorías manifestantes era exigir respeto a la libertad de expresión. Y lo mismo con quienes exigían a personas y a empresas a apoyar públicamente su movimiento, bajo amenaza de boicot, cuando el plantear que quien no está conmigo está contra mí, no es coherente con la apertura de su movimiento joven. Eviten que se les asocie a quienes copian las mañas de aquellos a quienes ustedes quieren combatir.
Pero sobre todo sean muy conscientes que su protesta, más que una lucha contra “ellos”, los malos políticos que nos gobiernan, en el fondo es una lucha contra “nosotros” que los hemos elegido. Que si no todos elegimos a Merino, muy probablemente sí elegimos a algunos de los 105 congresistas que lo respaldaron. Y que si todos no mejoramos la calidad de nuestro voto próximo, deberemos seguir luchando indefinidamente contra nuestras propias decisiones.
Sigan combatiendo por su propia convicción y por sus héroes caídos, y aprendan de sus errores para mejorar permanentemente. Les envío un abrazo de esperanza.
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