Curioso lo que ocurre en estos días: políticos profesionales que han actuado por años como si les interesara el bien común ahora resisten que alguien que actúa profesionalmente quiera hacer política. La designación de Salvador del Solar como presidente del Consejo de Ministros fue sorpresiva, pero eso no quiere decir que se trate de un improvisado. Del Solar acompañó a Pedro Pablo Kuczynski como ministro de Cultura e integrante de su círculo palaciego más cercano en un momento de crisis y permanente pugna con la oposición a fines del 2017. Aquello no es garantía de éxito, pero sí de alguien que sabe perfectamente cuándo las papas queman. Y está de vuelta en el Ejecutivo tras largas conversaciones con el mandatario y de empaparse de sus principales preocupaciones.
Lo que la oposición más vocinglera no le perdona a Vizcarra no es que llamara a alguien con poca experiencia en asuntos de Estado, sino que pusiera en vitrina a un posible competidor de cara a la carrera presidencial del 2021. El nombramiento no solo ha caído mal en el fujimorismo y en el Apra, también entre los voceros de Acción Popular y la izquierda, que ya le prendieron la etiqueta de cachorro “neoliberal” al jefe del Gabinete. Y es solo el comienzo. Del Solar seguramente sabe que a la PCM se va a hacer un buen papel o a fracasar sin pena ni gloria, y que todos sus antecesores en el cargo terminaron más cerca de lo segundo que de lo primero.
Ahora deberá priorizar aquello en lo que César Villanueva estaba visiblemente cansado y desgastado: la vocería de un gobierno que aterrice las promesas del presidente –más y mejor infraestructura (obras), inversión eficiente en programas sociales y mejores servicios (educación, salud) para el ciudadano, así como el combate a la delincuencia– impulsando al Ejecutivo a un ritmo de trabajo que hasta el momento no ha evidenciado. Como dijimos al inicio de la administración Vizcarra, al carecer de una bancada y un partido propios, el mandatario necesita una alianza con la población que le permita enfrentar a la oposición y avanzar.
La agenda de la lucha anticorrupción y la reforma política le dieron ese sustento durante su primer año, pero ahora necesita más. Y para lograrlo el plazo será clave: Salvador del Solar tendrá estos primeros 100 días para demostrar que puede. El voto de investidura en el Congreso se da por descontado, pero la prueba de fuego la tendrá en las siguientes semanas encarando conflictos sociales que ya afloran. Del Solar es un buen comunicador político, pero sin resultados de poco servirá el “floro”. En tanto, y como resulta obvio esta semana, el Parlamento mantiene invicta su capacidad de autodestruirse a ojos de la ciudadanía.