Fernando Vivas

Ni el ministro ni una eventual censura contra él arrinconarán a la. A estas alturas de la película, es el principal factor que se nos ocurre para explicar el hecho de que Juan Silva, Bruno Pacheco y Fray Vásquez Castillo sigan prófugos. Poco podrá hacer Senmache contra ella si no tiene respaldo del Ejecutivo y si se la pasa peleando con el Congreso.

Desde que empezó el gobierno de Castillo hubo un desfile inusual, persistente, irregular, de policías de distintos rangos por el despacho presidencial (DP). He conversado con más de un extrabajador del DP que me confirma ese sospechoso desfile. Algunos oficiales figuran en el registro de visitas, otros no.

Los policías se entrevistaban, en especial, con el aún subsecretario Beder Camacho. La sospecha, expuesta en el informe “El sombrero y el avestruz” de IDL-Reporteros (5/2/2022), es que tales visitas confirmaban la existencia de una mafia, con tentáculos en Palacio, que cobra coimas por ascensos y traslados policiales. Ojalá la Fiscalía de la Nación incorpore esta subtrama en su investigación sobre la mafia del MTC.

Javier Gallardo, controversial comandante general de la policía, se enfrentó abiertamente al exministro del Interior Avelino Guillén, pues quería pasar al retiro a varios generales. Era habitué de Camacho. El exsecretario general del DP Carlos Jaico denunció en un memorando el inusual trato de Camacho con Gallardo. Castillo respaldó a este par, se deshizo de Guillén y de Jaico, y fichó como ministro a un oscuro e inefable coronel de policía, Alfonso Chávarry, uno de los autores intelectuales –esto está documentado– de la inmovilización de Lima el 5 de abril.

Valgan estos antecedentes para que entiendan mi desconcierto al percatarme de que Castillo fichó a Senmache, exjefe del gabinete de asesores de Guillén, que protegió a los generales que Gallardo quería dar de baja. Es más, uno de ellos, Óscar Arriola, jefe de la Dircote, ha sido empoderado para coordinar acciones de inteligencia que coadyuven a las capturas. Sin embargo, los prófugos no caen. ¿Senmache se pasó al lado oscuro? ¿Tuvo una desfasada conversión castillista?

Más bien, creo que la explicación de su fichaje es menos dramática y más prosaica: que Castillo ya lo conocía y no tenía más fichas cuando sacó a Chávarry antes de que lo censurasen, que la corrupción policial está tan desbordada que el presidente no cree que pase nada y que es tan errático e improvisado que casi no proyecta consecuencias. De hecho, la corrupción policial está tan arraigada (e incrementada en la gestión de Chávarry) que puede bloquear la iniciativa de cualquier ministro, hasta provocar su caída. El Congreso tendrá que saber leer esto para no censurar a tontas y a locas.

Fernando Vivas Columnista, cronista y redactor

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