No van a hacer la revolución. Es más, la palabra –con su adjetivo ‘social’ más– la ha empeñado PPK para sustentar su plan fiscal. Pero pueden fregar al sistema desde sus ONG, sus frentes de defensa y, ahora, desde el Congreso.
Yo quiero darles un tip para joder mejor. Pero antes, una precisión teórica. Steven Levitsky les ha dicho que hacen bien en radicalizarse, porque los partidos nuevos –todo indica que el Frente Amplio lo será a expensas de Tierra y Libertad y de los otros grupos que lo integran– se afirman en la agresividad de sus posiciones. Que luego les viene bien moderarse y ponerse conciliadores como Fuerza Popular que ya entró en esa fase; pero al principio, no.
Voy a conciliar con la teoría explicada por Levitsky y basada en una estadística de partidos nuevos ¡OK, frenteamplistas, pónganse duros por una temporada! La discusión está, por lo tanto, en qué temas y en qué enemigos merecen su radicalidad. Venezuela es feo tema, impopular en nuestros lares y ustedes lo han tocado con temblorosa vaguedad. Ni siquiera supieron qué decirle al pobre Capriles cuando lo saludaron.
El antiimperialismo conspiranoico tampoco es buen ‘issue’. Votaron solitos contra el ingreso rutinario de tropas gringas y lucieron más despistados que radicales. En un país donde todos tenemos familiares emigrados y el presidente ha sido medio gringo, ‘who cares?’
Entonces, mi tip es este: métanse de lleno en la defensa del consumidor. Sean la voz de millones de peruanos que queremos mentarle la madre al sistema cuando nos engaña, cuando no encontramos un genérico en la farmacia y tenemos que comprar un medicamento sobrevaluado, cuando Internet se nos va por horas, cuando el banco nos cobra comisiones leoninas y nos paga intereses lastimeros, cuando las líneas aéreas nos humillan a punta de restricciones en el pasaje, cuando nos zampamos una publicidad racista o machista en la tele.
La Comisión de Defensa del Consumidor la preside el pastor fujimorista Juan Carlos González. No importa, frenteamplistas, no necesitan una comisión, pues no todo se reduce a iniciativas legislativas. Pueden fiscalizar al Indecopi para que atienda quejas y sancione abusos, estar encima de los entes reguladores, participar en operaciones antidiscriminación, ayudar a consumidores atribulados a hacer sus reclamos.
Muchas de las quejas se dirigen a transnacionales, así que su onda antiimperialista y antioligopólica se verá íntimamente satisfecha cuando, en nombre del consumidor, se la agarren contra algún mercantilista estafador y pendenciero. Háganme caso, el tema es recontra popular. Consejo hasta el de un conejo.