Rodrigo Cruz

Desde hace una semana, fuera de los reflectores, se viene registrando una disputa entre dos bandos claramente definidos que forman parte del Sistema de Inteligencia Nacional (SINA). A pesar de su discreción, del resultado de esta pugna; es decir, del grupo que logre prevalecer, sabremos de qué tanto es capaz el Gobierno a la hora de proteger a los prófugos cercanos al presidente. Si todavía algunos tenían dudas, esto terminará por aclarar que estamos ante un sistemático uso del poder en pro de la impunidad.

Desde un inicio, este Gobierno ha demostrado su interés por tener bajo su control el SINA, desde que nombró en setiembre del año pasado como director de la DINI (ente rector del SINA) al excomisario de Tacabamba José Luis Fernández Latorre. Hoy, la DINI, no cabe duda, se ha posicionado como uno de los organismos de mayor influencia en Palacio. La prueba más clara tal vez está en el ingeniero Henry Shimabukuro Guevara, que sobre el papel es un empleado de la DINI, pero que en la práctica trabaja como uno de los asesores más cercanos de Pedro Castillo. Son Fernández y Shimabukuro los rostros más visibles de uno de estos bandos.

Los miembros del otro grupo se conocieron el miércoles pasado, con la decisión del ministro del Interior, Mariano González, de nombrar, a la semana siguiente de asumir el cargo, a un nuevo director de la (organismo de Inteligencia que integra el SINA). Este nuevo jefe es el general PNP (r) César Vallejos Mori. Pero él no llegó solo. También se designó como el nuevo responsable de la División de Búsqueda de la Digimin al coronel PNP Harvey Colchado, fundador de la emblemática división Diviac.

Vallejos y Colchado llegan, entre otras cosas, con el objetivo de capturar a los prófugos de este Gobierno. Pero saben que uno de sus principales escollos está al interior de la institución. Por eso, una de sus primeras acciones ha sido la de relevar al personal de la Digimin que era más cercano a la facción del controvertido coronel PNP (r) Martín González Sánchez, conocido como ‘Conejo’, exjefe de la Digimin y persona cercana a Palacio y a Fernández Latorre.

El otro obstáculo, el más importante, está en la DINI, que cuenta con sus propios agentes que pueden socavar el trabajo de dar con la ubicación y captura del exministro Juan Silva y compañía. Tampoco se debe perder de vista a los generales de la PNP que le deben su ascenso al Gobierno y a los funcionarios a los que, por intereses políticos o económicos, les conviene que las cosas sigan como están. Esta disputa al interior del SINA recién comienza. Pero, como ven, de su resultado dependerá si hay un atisbo de ‘no a la impunidad’ o, por el contrario, hay una confesión pública de que este Gobierno está al 100% con el encubrimiento.

Rodrigo Cruz es periodista