Hoy que se cumplen 25 años de la fundación de la Asociación Peruana de Consumidores y Usuarios (Aspec) es importante remarcar que clientes y consumidores son una pareja que no puede vivir separada. Veamos.
Imagine el lector cómo sería un país en el que solo hubiese empresas y no consumidores o clientes. Pensaría, sin duda, que todas las empresas deberían cerrar, pues no tendrían a quien vender lo que produzcan. Sería un país sin compradores, sin demanda.
De la misma manera, piense en una situación en la que solamente hubiese consumidores y no existiesen empresas productoras de bienes y servicios. Probablemente diría que faltaría bienestar, pues las personas no encontrarían lo que necesitan para vestirse, comer, movilizarse o más. Sería un país sin oferta, sin aparato productivo.
En ambos casos, sin oferta o sin demanda, el país sería inviable. Más aún, cualquiera de esas dos situaciones acarrearía problemas para la otra. Así, en un país sin empresas las personas no tendrían trabajo y, por lo tanto, no tendrían ingresos para comprar lo que necesitan, imposibilitando que se creen empresas que generen ingresos para los ciudadanos, que no podrían comprar…
Es evidente, entonces, que, como en las familias humanas se necesitan hombres y mujeres que reproduzcan la especie, en la economía empresas y consumidores son indispensables para generar países que crezcan. Y como en las parejas, es muy claro que ninguno es más importante que el otro.
Todo lo anterior debe servir para reflexionar sobre la miopía de muchos buenos empresarios, que se enervan ante la sola mención de esos grupos que “los atacan, a pesar de sus esfuerzos por actuar bien en un ambiente de competencia informal y de reglas poco claras”. Y también sobre la distorsión existente en muchos activistas de la protección del consumo, que “creen firmemente que en la esencia de todas las empresas está el abusar de sus clientes”.
Felizmente son cada vez más numerosos los empresarios y los llamados consumeristas que saben que la verdad no está en los extremos. Así, los empresarios de buena voluntad entienden que asociaciones como Aspec pueden ser sus aliadas, pues los obligan a mejorar constantemente en su trato a los clientes. Por el otro, cada día más activistas del consumo entienden que una forma de proteger a los consumidores pasa por apoyar el desempeño de las empresas que se portan bien con el mercado.
Y por eso, en estas bodas de plata de Aspec, la pareja dispareja de empresas y consumidores podría hacer votos de entenderse mejor. Uno para servir cada día mejor a sus clientes y otro para entender mejor –y apoyar– a las empresas de buena voluntad. Y así ganaremos todos. Feliz aniversario, Aspec.