El sistema de citas en línea se activó a las 00:00 horas del miércoles 24 de enero para que los venezolanos que se encuentran en el Perú puedan reservar la fecha y horario de su atención, en la sede central de Migraciones, en Lima, o en las 14 jefaturas zonales del interior del país. (El Comercio)
El sistema de citas en línea se activó a las 00:00 horas del miércoles 24 de enero para que los venezolanos que se encuentran en el Perú puedan reservar la fecha y horario de su atención, en la sede central de Migraciones, en Lima, o en las 14 jefaturas zonales del interior del país. (El Comercio)
Fernando Vivas

He leído varias críticas al periodismo, bienintencionadas, que deploran la reciente costumbre de destacar la nacionalidad venezolana de protagonistas de sucesos triviales: “A venezolano no le gusta la chicha”, “venezolano choca contra un poste”, “venezolanos dicen que peruanas son feas”, “venezolano se agarra a golpes con peruano en ómnibus”. 

Antes de responder a la preocupación de estas críticas, que es ética, pues estiman que subrayando el origen de los protagonistas de estas nimiedades se alienta la xenofobia ante la creciente migración venezolana, hago una precisión fundamental: ninguna de esas notas es forzada o arbitraria. El periodismo tiene herramientas para saber que el público se interesa por sucesos protagonizados por venezolanos, aunque sean banales. Y la lógica del SEO (Search Engine Optimization) recomienda, a los medios, titular notas con palabras claves como ‘venezolano’. ‘Sismo’ es otra palabra clave; por eso, bromeando con un colega, le aposté que escribiría una columna con las dos. No me digan que el video de un venezolano asustado ante su primer temblor no sería un viral.  

Ahora bien, no todo lo que le guste a la gente es pertinente. La ética no depende de razones comerciales. Entonces, ¿se justifica destacar la nacionalidad venezolana en la mayoría de notas? En parte, sí. 

Las críticas omiten un antecedente clave. Esta migración es acompañada, a diferencia de otras en el mundo, por un fuerte componente ideológico. PPK y la oposición fujimorista coincidieron con satanizar a Maduro al punto de promover concesiones especiales para migrar y sostener un discurso político pidiendo a los peruanos dar un trato especial a quienes venían del infierno chavista. Es muy probable –falta más información comparativa para asegurarlo– que ello haya alentado a los venezolanos a venir al Perú con más ilusión que la que les despertaban otros destinos.  

Cualquiera que haya viajado sabe que no es usual que el migrante vocee su origen y busque ganarse la vida vendiendo productos comestibles, como las arepas, que difícilmente vencen resistencias culturales. Digo esto para responderle a esos críticos simplificadores que no ven que estamos ante un proceso migratorio acompañado por una fuerte ideologización que, en un primer momento, dio trato preeminente a una nacionalidad en particular y hoy provoca reacciones inversas.  

En muchos casos, la prensa señala el origen, pues es proclamado por los protagonistas de las notas. En otros, puede ser una mención gratuita y tendenciosa. Sí creo irresponsable difundir videos de youtubers venezolanos racistas, sin conocer sus móviles. Eso solo contribuye a alimentar el conflicto migratorio que empezamos a sentir.