Mario Ghibellini

Cuando alguien los llama “populistas”, los militantes de Acción Popular (AP) no saben muy bien cómo reaccionar. Algunos optan por asumir que la expresión es una versión abreviada de la denominación “acciopopulistas” y no se hacen problemas. Otros ensayan respuestas del tipo “si ser populistas es estar con el pueblo, lo somos a mucha honra”, que quieren ser ingeniosas sin necesariamente conseguirlo. Y unos últimos se incomodan por las connotaciones peyorativas que el término habitualmente tiene en el debate político y se empeñan por demostrar que su partido nunca incurrió en las prácticas demagógicas que lo caracterizan: un afán en el que suelen cosechar tanto éxito como los otros en el de ser ingeniosos.

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