Magaly y Beto: amor, odio y show
Magaly y Beto: amor, odio y show
Redacción EC


Fue noche de pajarracos que se computan leyenda, porque en buena parte lo son. fue la que voló más bajo, porque tenía en el otro sofá a un avechucho exasperante, la ‘Cuculí’ .

Pero y sí se trenzaron en un duelo de aves de rapiña, o de carroña, según el tema de recolección. Presumo que, tratándose de una estrella de recibiendo a otra, Beto se las dio de anfitrión sin que se lo pidan: por lo tanto, estableció límites, alternó secuencias light con duras y advirtió a Magaly, grosso modo, de cómo sería la cosa.

Funcionó bien en la mejor y primera parte, la entrevista biográfica sin la camisa de fuerza del sí o no de . Beto fue ordenado y Magaly respondió precisa, explicando los conflictos de su vida en pocas líneas; sin la ambigüedad que empantana las entrevistas faranduleras de los últimos tiempos.

Hubo franqueza y ganas de hacer revelaciones pero – ¡vaya par de frescos! – a costa de terceros. A Magaly le fue más fácil diseccionar a gente que quiere, como su hijo , su ex esposo César Lengua y su hermana Mariella, que diseccionarse a sí misma. A la hora de los mutuos reproches por los ataques pasados, hubo el más ágil intercambio. En esos momentos, hasta me olvidé de hacer mi brevísimo zapeo de control hacia Gisela.

Beto apostó a ganar la primera hora a toda costa y por eso dejó para luego , la charla amical con y los chismes políticos. ¿Que Alan quiso indultarla?, whaaaaat? Salvo algunos segmentos prescindibles (como un largo video de un viejo encuentro), fue una buena entrevista.

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