Mi joven colega Adriana me explica una nueva jerga que suena bien a mis oídos relativistas: hoy en día, los chicos tienden a ‘fluir’, o sea, a entablar relaciones desaprensivas, sin formalidad establecida, sin hacerse bolas. Cuando uno de los dos se pone serio –o pesado, según el ‘feeling’ con que es recibido– y le plantea al otro (a) conversar sobre los alcances de la relación, a eso se le llama ‘tramitar’.
De ahí que esta sea una típica conversación: “¿Cómo te va con fulano?”. “Fluyendo, ¿y a ti?”. “Mmmmm, el pata me está tramitando”.
A Marisol Crousillat, Mariana Ramírez del Villar y a los productores de “Calle 7” y “Bienvenida la tarde”, la jerga tiene que sonarles a música. Justo lo que quieren para sus ‘realities’ es que los chicos fluyan con naturalidad. Su chamba es ofrecerles las ocasiones para que ello suceda. Del trámite, se encargará la prensa, que, impelida por una visión rosa y conservadora, tenderá a pintar castillos en el aire y a narrar pequeñas telenovelas con terceros involucrados. Los canjes publicitarios se encargarán de lunas de miel, pedidas de mano y cenas a la antigua con luz de velas.
En algunos casos, como el de Sebastián Lizarzaburu y Vania Bludau, que acaban de anunciar su fin, o el de Hart y Baigorria, siempre a la caza de algún golpe de efecto, no dudo del flujo, pero el trámite es demasiado forzado. Se mezcla con los negocios de cada cual.
Sospecho que hay otros casos de estafa en los que ni el flujo es tal, y uno de los involucrados oculta su real romance con alguien fuera de la TV. La prensa de espectáculos tiene que replantear su enfoque del ‘reality’ y de la vida.