Lima 2019 | Mayte Salinas participó en la disciplina de clavados representando al Perú en los Juegos Panamericanos. (Foto: Panam Sport)
Lima 2019 | Mayte Salinas participó en la disciplina de clavados representando al Perú en los Juegos Panamericanos. (Foto: Panam Sport)
Marco Quilca León

Hasta hace año y medio, Mayte era una de las jóvenes promesas del deporte chileno. Con 19 cumpleaños celebrados, la clavadista despertaba ilusión con sus grandes actuaciones: tiene el récord nacional en Chile de trampolín tres metros. Sus logros siempre fueron celebrados, pero nunca valorados. La hermana mayor de la familia Salinas Limaco soñó con representar a la tierra que la vio nacer en un torneo de gran magnitud como los , pero el destino le tuvo preparado otro camino, uno que tuvo que elegir con la profesionalidad de una deportista veterana: terminó defendiendo los colores peruanos, los de su madre, María Esther Limaco, limeña de nacimiento.

“En Chile, las federaciones que no son de fútbol solo se enfocan en sus problemas, no ayudan al deportista. El contexto que viví me desmotivó totalmente. Estaba triste, aburrida con la situación. A veces lloraba de impotencia porque siempre di lo mejor de mí, pero nunca hubo apoyo. En el Perú me ofrecieron algo mejor, un proyecto. Por eso me vine, prioricé mi crecimiento”, señala Mayte que el fin de semana disputó la competencias de clavados en la modalidad de trampolín de un metro y tres metros damas de Lima 2019. A pesar de tener una buena performance, no pudo clasificar a las finales.

Mayte (medio) junto a Pamela Reyes (izquierda) y Luciana Gil (derecha). Las tres pertenecen al equipo nacional de clavados. (Foto: Mayte Salinas)
Mayte (medio) junto a Pamela Reyes (izquierda) y Luciana Gil (derecha). Las tres pertenecen al equipo nacional de clavados. (Foto: Mayte Salinas)

Nació en Santiago el 21 de junio de 1999. Se enamoró del agua cuando cursaba los primeros años de colegio. Y desde entonces nunca más pudo dejarlo. “Cuando estoy en la piscina me olvido de todo”, confiesa. Pero los problemas que ocurrían alrededor del deporte que más ama, no. Por eso, cuando se cansó de su entorno deportivo decidió seguir los pasos del profesor Alfredo Borges, a quien conoció y admiró en los campeonatos internacionales: ella representado a su país, él entrenando a las clavadistas venezolanas.

“Llevo dos años y medio trabajando en el Perú y Mayte, cuando se enteró que estaba acá, decidió venir también. Hizo los trámites de su nacionalización y la estamos puliendo, porque la formación que recibió allá no fue la adecuada, pero ha ido progresando”, dijo hace unas semanas el entrenador venezolano a “El Gráfico” de Chile.

A Mayte no le costó tanto dejar su tierra. Primero porque conoce nuestro país y ya entrenó con nuestros deportistas en más de una ocasión cuando venía a visitar a su abuela. Y segundo porque fue criada con ese don de profesionalidad que también tienen sus hermanos Paula, armadora de la selección chilena de vóleibol Sub 18, y Arturo, que pertenece al combinado junior de triatlón. Lo que sí le dolió fue el proceso que tuvo que pasar para cambiarse de nacionalidad: un año sin competencias por reglamento de la FINA (Federación Internacional de Natación).

Entonces, Lima 2019 significó su segundo debut. El renacer de una deportista que, más allá de aferrarse a los colores de una bandera, es una profesional a tiempo completo. “Tenía muchas emociones juntas. Estaba nerviosa por mi estreno luego de tanto tiempo, pero a la vez feliz porque mi familia llegó para apoyarme. Además, nunca había visto tanto público en un torneo de clavados. Lamento no haber conseguido el objetivo, pero prometo esforzarme mucho más en adelante”, afirma Mayte, que luego aclara que nunca dejará de ser chilena, pero representará al Perú como lo haría su madre.

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