Ronderas defienden su tarea de poner orden en pueblos

JOHNNY AURAZO

Telfina suda. Tiene el rostro empapado. Es la primera vez que está en Trujillo, donde la temperatura supera los 20 °C en verano. En su natal Puno, en cambio, el frío es intenso en estos meses.

Tras más de 30 horas de viaje desde Ilave, Telfina Coaquira Maquera arribó a la capital de la primavera para participar en el I Encuentro Nacional de la Mujer Rondera, desarrollado el viernes y ayer sábado, Día Internacional de la Mujer. “Las ronderas del Perú queremos salir adelante”, manifestó mientras marchaba hacia la Plaza de Armas de esta ciudad, donde se tomó unas fotos para el recuerdo. 

La marcha en la que participaron Telfina, su compañera de ronda Bety y más de 300 ronderas del Perú sirvió para contar al Estado sobre la labor que cumple la mujer en la seguridad ciudadana del país. 

“Con nuestra ortiga [hierba] y chicote, hacemos reflexionar al insolente, al malcriado, al que no respeta las reglas. Son nuestras costumbres y seguiremos luchando para vivir en paz en cada uno de nuestros pueblos”, sostuvo.

Según el presidente de la Central Única Nacional de Rondas Campesinas del Perú (Conarc), Ydelso Hernández Llamo, el Estado intenta eliminar algunos derechos que, según indica, les corresponden y están amparados en la Constitución Política del Perú (artículo 149).

“Hay un derecho consuetudinario que nos ampara y hoy es cuestionado por nuestra forma de actuar. No estamos a favor de los abusos que se ven sobre todo en los canales de televisión, pero el Perú tiene que saber que el Estado no puede excluir nuestros derechos que poseemos como pueblos originarios hoy expresados en las rondas campesinas”, refirió Hernández. 

Para la secretaria de Asuntos Femeninos de la Conarc, Justina Core Yupanqui, las rondas campesinas del Perú están desatendidas por el Estado y son ellas las que luchan contra la delincuencia y otros problemas sociales en cada una de sus comunidades. 

“La policía está coludida con los delincuentes y nosotras estamos abandonadas. Exponemos nuestras vidas por la seguridad de la población, pero cuando algo nos ocurre y vamos al seguro para curarnos, solo algunas pastillitas hay. Cuando reclamamos algo, ya nos están pisando los talones”, criticó Core.