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Nigeria: Más de 11.000 personas se quedaron sin casa ni comida - 10
Redacción EC

Miles de nigerianos han perdido sus hogares y se han quedado sin medios para subsistir debido al conflicto entre las fuerzas gubernamentales y Boko Haram en el estado de Borno, al noreste del país. El miedo y los desplazamientos han cambiado sus vidas. Han vivido una odisea y se encuentran ahora en Pulka, una pequeña ciudad de cerca de la frontera con Camerún.

Las autoridades locales estiman que más de 42.000 personas viven en la localidad entre desplazados, retornados y miembros de la comunidad que no huyeron cuando Boko Haram atacó la ciudad. Desde enero, han llegado a Pulka 11.300 desplazados.

En marzo, unas 900 familias fueron trasladadas a unos campamentos recién levantados. Sin embargo todavía necesitan un lugar adecuado con aseos apropiados como letrinas y un suministro regular de agua.

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La situación de seguridad en Pulka sigue siendo volátil, con movimientos dentro y fuera de la ciudad muy controlados por el Ejército. La población no puede alejarse para cultivar o buscar leña por temor a los ataques. Esto hace que los residentes dependan, en gran medida, de las distribuciones de alimentos hechas por el Gobierno y las agencias humanitarias.

La mayoría de los niños que llegan a Pulka nunca han sido vacunados. Es por ello que Médicos Sin Fronteras (MSF) identifica a los niños de entre seis meses y 10 años de edad para incluirlos en un programa de inmunización contra el sarampión y la tos ferina entre otras enfermedades.

Las patologías más frecuentes entre los pacientes son infecciones respiratorias y diarreas acuosas agudas, malaria, gastritis y conjuntivitis. El principal objetivo de MSF es atender sus necesidades sanitarias, pero debido a la magnitud de la crisis y a la falta de otras alternativas, MSF también ha tenido que facilitar refugio a los desplazados.

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Gran parte de las agencias humanitarias que trabajan en el estado están presentes en la capital, Maiduguri, pero solo unas pocas son capaces de trabajar regularmente en zonas remotas donde la asistencia es vital.

A medida que aumenta la población de Pulka, también se incrementa la presión para que los recursos existentes que  proporcionan los escasos actores humanitarios presentes.

A pesar de la disponibilidad de alimentos, la población sigue pasando hambre debido a la falta de leña para cocinar. Dos piezas de leña cuestan 50 nairas nigerianos (0,14 euros); una cantidad alta y que además resulta insuficiente para cocinar para una familia.

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Muchos desplazados narran que, en los lugares de donde huyeron, la supervivencia es una lucha diaria. No hay hospitales ni mercados porque los han quemado y que las actividades agrícolas están muy limitadas. Como resultado, la mayoría de ellos presenta mal estado de salud cuando llegan a Pulka.

Fuente: Médicos Sin Fronteras

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