El distrito de Lobitos, uno de los balnearios más conocidos de la región Piura y del país, no tiene alcaldesa desde hace un mes. Este distrito, ubicado en la provincia de Talara, se encuentra a la deriva: carece de autoridades y, por tanto, de servicios.
En medio del calor característico de la playa, la población lobiteña abriga la esperanza de que María Excelina Chapilliquén Ruiz, actualmente con una orden de prisión preventiva, retome su libertad y asuma el cargo para el que fue elegida el pasado 7 de octubre.
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Mientras tanto, cuestionan la presencia de Luz López Ordinola, la primera regidora electa a quien le corresponde ocupar el cargo de Chapilliquén, pero quien no tiene la credencial. Su imposibilidad para asumir la alcaldía genera ausencia de funcionarios de confianza, contratación de servicios, pago de trabajadores, entre otras gestiones.
Desde hace unos días, decenas de trabajadores municipales vienen reclamando sus pagos de diciembre y enero. Los ánimos se exacerbaron cuando la población conoció que el equipo que rodea a Luz López es distinto al de María Chapilliquén.
-El origen-
Solo dos meses después de obtener el 46 % de votos, un fiscal ingresó de madrugada a su vivienda con una orden judicial de detención. María Chapilliquén era acusada de integrar una red criminal denominada Los Lobitos de la corrupción, que habría incurrido en los delitos de colusión agravada y aprovechamiento indebido del cargo, al dirigir la contratación de bienes, obras y servicios con la municipalidad por más de S/5 millones.
Hasta el momento de su detención, María Chapilliquén se desempeñaba como jefa del área de Abastecimiento de la Municipalidad de Lobitos. Con ella fueron intervenidas otras ocho personas, entre funcionarios, familiares y conocidos de la alcaldesa electa.
Por este caso, el Poder Judicial dictó nueve meses de prisión preventiva para los nueve imputados, pero luego amplió la medida a dieciocho meses y ordenó investigar en libertad a una de las involucradas, prima de María Chapilliquén. Además, el Ministerio Público abrió investigación al ex alcalde Christian Reque Llontop y a otros cinco ex funcionarios, por el presunto delito de omisión de funciones.
“Según he podido notar, cuando capturaron a María Excelina (Chapilliquén) fue como si a la población le hubieran tirado un baldazo de agua fría, sobre todo a los simpatizantes. Ellos ya contaban con un proyecto, la gente se sentía segura, con un puesto de trabajo”, comenta Javier Bancayán Eche, el único regidor de minoría.
Ante la incertidumbre, surgió la expectativa cuando el abogado de la alcaldesa electa, Víctor Pizarro, presentó el 28 de diciembre del 2018 una apelación a la prisión preventiva y una solicitud para que María Chapilliquén pueda jurar a su cargo, aunque luego volviera a la cárcel. Sin embargo, ambos recursos fueron rechazados por la justicia.
-Decepción en el municipio-
Aquel 1 de enero, día de la juramentación, llegaron a la municipalidad los cinco regidores electos, entre ellos Luz López Ordinola, a quien los asistentes pifiaron cuando el maestro de ceremonias anunció que juraría al cargo de alcaldesa.
Frente al crucifijo y la biblia, Luz López juró ante el segundo regidor, quien no especificó el cargo. Tras ello, se dirigió a la población: “Nuestra alcaldesa electa actualmente está impedida de formar parte de esta ceremonia, y por eso nosotros estamos aquí. Disculpen si me puedo quebrar en algún momento, pero la situación…” Y entonces Luz López se quebró. Abrazó a sus regidores y se despidió entre lágrimas.
A juicio del abogado Pizarro, “esa juramentación no tiene validez, porque la ley dice que la primera regidora debe juramentar a la alcaldesa, y ella al concejo. La señora Luz López no puede haber jurado al cargo de alcaldesa, porque no tiene credencial para eso”.
Víctor Pizarro señala que su defendida solo pedía jurar a su cargo y luego volver al penal, “para no detener la marcha del concejo municipal”. Agrega que la primera regidora podría ser denunciada por delitos como aceptación indebida del cargo y usurpación de funciones, si es que llega a ejercer las atribuciones de alcaldesa.
En la primera sesión de concejo, convocada por Luz López, se acordó por unanimidad la suspensión de María Chapilliquén, por el plazo que permanezca en prisión. Hasta ahora, esa ha sido la única sesión de concejo, pues luego solo acudieron a la municipalidad el 18 de enero para atender un reclamo de los trabajadores impagos.
-No hay quién gobierne-
“Desde que inició esta nueva gestión, todo está a la deriva. No sabemos qué va a ser de nuestros puestos ni de nuestro pago”, señala José Rugel, un ex sereno municipal, a quien, como a muchos trabajadores ediles, se les debe el sueldo de diciembre y enero. “Ahorita no estamos trabajando, no hay seguridad, no hay limpieza pública, no hay nada”, agrega.
Si no fuera por las acciones voluntarias de vecinos y turistas, Lobitos estaría literalmente llena de basura. Por sus calles y su playa no circula el carro recolector de residuos, pues no hay personal que se haga cargo. Tampoco hay miembros de Serenazgo, programa de Vaso de Leche, Defensa Civil, fiscalización de comercios, ni atención al público.
En la municipalidad, Luz López no se encuentra; y a su celular nadie contesta. La oficina de Imagen señala que se encuentra en Lima, tramitando su credencial de alcaldesa ante el Jurado Nacional de Elecciones (JNE), en compañía de un asesor legal.
“El distrito está abandonado, estamos estancados. En el concejo nos falta ver comisiones. La alcaldesa no puede contratar gerentes ni utilizar el presupuesto, tiene miedo de que la denuncien por algún delito, y además no tiene experiencia en gestión pública”, lamenta el regidor Javier Bancayán.
Los ingresos de la Municipalidad Distrital de Lobitos son principalmente por canon, unos S/600 mil mensuales. Una cifra menor envía la municipalidad provincial y un monto mucho más bajo se obtiene por concepto de tributos, sobre todo de locales comerciales.
Todo el presupuesto se encuentra inutilizado, a pesar de que, de los 1.140 ciudadanos que habitan en el distrito, al menos 560 prestan algún tipo de servicio con la municipalidad y requieren su pago. Por ello, la mayoría ha empezado a acudir a otras municipalidades para no quedarse sin trabajo. Mientras tanto, los pagos de las deudas se siguen postergando.
El representante de los trabajadores, Jorge Luis Periche, quien hasta diciembre administró el muelle en el distrito, considera que la ausencia de autoridad “afecta muchísimo todo el movimiento comercial y turístico de Lobitos”. Señala que la primera regidora “desconoce varias cosas y no se deja ayudar ni le gusta el diálogo”.
Periche, otrora regidor en el año 2000, dice que Luz López cambió de equipo después de que María Chapilliquén fue enviada al penal. “La alcaldesa electa ya se había rodeado de gente que iba a entrar como funcionarios, prácticamente ya tenía designado su equipo de trabajo; pero luego viene la señora (regidora) y cambió todo”, explica.
Fueron en total 229 servicios “fantasmas” que la Municipalidad de Lobitos contrató desde el 2015, y por lo cual la alcaldesa electa se encuentra con prisión preventiva. Para Carlos Antón, uno de los vecinos del distrito, “la gestión del ex alcalde Christian Reque está pasando desapercibida, porque fue él quien dejó deudas con los trabajadores, debido a esa investigación fiscal que se abrió”.
“Nosotros quisiéramos, por ejemplo, que la señora Luz (López) haga una auditoría de la gestión anterior, pero no puede hacerlo. Quisiéramos saber qué fue de esas obras que se contrataron, dónde están, y que el ex alcalde responda por eso”, añade Carlos Antón.
Sin embargo, Christian Reque hasta el momento no se ha pronunciado. Ante las llamadas de este Diario, quedó en dar respuesta, pero al cierre de esta nota no respondió.
Muchas olas seguirán reventando en la orilla de Lobitos hasta que la alcaldesa electa del distrito retome su libertad. Por lo pronto, la primera regidora electa se ha comprometido a obtener su credencial, pagar las deudas de los trabajadores y empezar de una vez, aunque con retraso y contra viento y marea, la gestión 2019-2022.
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