(Foto: Pensión 65)
(Foto: Pensión 65)
Redacción EC

Tiene 91 años y desde los 15 se dedica a tejer con paja fina, gracias a que su padre le enseñó todos los secretos de este arte en su tierra natal, Catacaos, en .

Manuel Sacramento Juárez Villegas cuenta que el tejido con paja fina era una actividad rentable hace 70 años, pero hoy ya no es así. Tuvo solo dos hijos, hombre y mujer, y años más tarde enviudó. Actualmente vive con su único hijo, su nuera y sus cinco nietos, ya que su única hija también falleció.

“Mi padre me enseñó a trabajar desde muy joven, me dijo que cuando muriera, el hacer sombreros finos me daría rentabilidad; pues la calidad del sombrero fino, no la hace nadie”, recuerda don Manuel.

El tejido con paja fina es una de las actividades más típicas en toda Piura, sobre todo en el centro poblado Pedregal Chico, en Catacaos, donde vive actualmente. Lo primero es realizar la selección de la paja, para luego seguir con el armado de la copa en cuatro días en el tejido fino, y tres en el grueso. Después se hace el hormado, el remate y finalmente el lavado.

Es una jornada de 15 días y muchas horas de dedicación, que ayuda a mantener activo a don Manuel y a contribuir con la economía de su hogar. “Todavía puedo tejer, según el sombrero que usted necesite”, comenta Manuel entre risas.

Una de las anécdotas que más recuerda es cuando conoció a Dionisio Romero, uno de los socios fundadores del Grupo Romero, a quien incluso le dio clases de su oficio. Él fue el único testigo del ocaso del boom del sombrero que se vivió en Piura entre 1930 y 1950.

Don Manuel forma parte del Programa Pensión 65, del Midis, desde junio de 2014. A través de este programa social recibe un dinero que le sirve para comprar sus alimentos y productos.

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