Rita Ponce de León: "Escultura impermanente", por Máx Hernández - 2
Rita Ponce de León: "Escultura impermanente", por Máx Hernández - 2
Max Hernández Calvo

Escultura impermanente, de Rita Ponce de León, gira en torno a las relaciones entre el dibujo y el movimiento, y nos invita a establecer ese nexo a través de nuestra experiencia de la muestra misma.

Al entrar a la galería nos recibe “SÍ-NO, el camino a casa está lleno de caminos a casa” (2017), un dibujo colgante que simultáneamente afirma y niega, declarando la ambigüedad como uno de los ejes de la exposición. Pero esta ambigüedad corresponde al lugar de nuestra decisión. Negociar con la obra (ej. rodearla) es cosa de cada espectador.

Aquí las piezas son pautas para recorrer el espacio. Los grandes murales en tinta china sobre la pared y los dibujos en pequeño formato de la primera sala recurren a juegos de perspectiva, líneas de horizonte y planos que crean cortes y desfases en las escenas y los personajes dibujados, sugiriendo quiebres en el espacio y ubicaciones dislocadas. Sus juegos de escala vinculan la experiencia de mirar con el recorrido del espacio.

Los murales “En prisión”, “El infierno es blanco y resbaladizo”, “Infierno” y “¿Por qué nos erguimos? (de dos patas a una sola pata)”, todos del 2017, son puestos en relación con los dibujos pequeños; así, nos vemos llevados a ejecutar una ‘coreografía’ de espectadores en la que acercarse y alejarse posibilita el ver. Esta contemplación demanda un cuerpo en movimiento: la cercanía permite ver el detalle de los dibujos pequeños, y la distancia hace posible captar los murales.

Entre la primera y la segunda sala —en el umbral entre ambas— hay tres grandes marcos de madera (una versión de “¿Cómo desaparecer una puerta?”, de 2017) que funcionan como puertas huecas superpuestas. Los marcos remarcan el umbral como un espacio liminal, dándole cierta densidad: esta frontera no es una línea demarcatoria sino una zona de gestión y un territorio de negociación. Cruzar el umbral requiere mover los tres marcos o, en su defecto, pasar a través de ellos, cuando no negociar con el público que intenta cruzar a la vez (en la misma línea de su proyecto MALI in situ: de, desde, en, entre, hacia, de 2016).

El paso a la segunda sala supone un cambio radical en la percepción del espacio, pues la artista ha rebajado la altura, con un falso techo elaborado con bastidores cubiertos de tela, y con una iluminación mucho más cálida que la de la primera sala. Este cambio busca agudizar nuestra percepción de las relaciones entre el cuerpo y el espacio por contraste. No obstante, el falso techo no cubre toda el área de la segunda sala; deja un margen descubierto en tres lados que nos permite ver la altura real de la galería, por lo que estas franjas funcionan como zonas intermedias donde dos escalas e iluminaciones diferentes se encuentran.

En la pared del fondo un enorme mural parece fluir de la esquina superior izquierda hacia la derecha, en un suave declive. La imagen representa un paisaje de cabeza. La longitud de la pieza resalta las características del espacio arquitectónico que, ante la imagen que presenta el mural, emerge como un paisaje por derecho propio.

La instalación “Reúne vida, mientras cuelgues de esta tierra” (2017) está conformada por una mesa cuadrada, seis sillas, y seis esculturas cerámicas puestas frente a seis imágenes enmarcadas. Las figuras cerámicas están colocadas sobre calentadores (están tibias), a la espera de ser manipuladas e interpretadas de cara a las imágenes sobre la mesa (y viceversa). Se trata de un escenario para establecer nexos sinestésicos entre el tacto y la mirada, pero también para el diálogo con el público.

La incertidumbre que despiertan estas posibles relaciones corresponde, en líneas generales, a toda la propuesta. De ahí que Rita Ponce de León ponga énfasis nominal en la idea de impermanencia de cara a la noción de escultura y sus asociaciones con la duración. Dicha impermanencia es, a su modo, la de la percepción y, por extensión, la del cuerpo —y la vida—. En ese sentido, la artista invita a una conciencia de nuestro cuerpo recorriendo el espacio, mirando, percibiendo. Y esa conciencia ‘existencial’ (a falta de mejor término), pareciendo obvia, resulta ser una revelación.

Más información

Proyecto Amil. Centro comercial Camino Real (esquina de las avenidas Víctor Andrés Belaunde y Camino Real, subsuelo).

Hasta el 3 de junio.

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