Rostros en busca de identidad
Rostros en busca de identidad
Catherine Contreras

Una mujer recibe su título universitario de manos del ex presidente José Luis Bustamante y Rivero. En la foto no figura su nombre, solo se sabe que es egresada de la carrera de Letras y Pedagogía de la Universidad Católica. Un anonimato similar recae sobre el retrato de una risueña veinteañera, que mira la cámara interrumpiendo su lectura en la biblioteca del segundo piso del Hospicio Manrique, donde en los años sesenta funcionaba la citada facultad de la PUCP, en la plaza Francia.

► 

La mirada de esta desconocida lectora llamó la atención del profesor Javier Iguíñiz, quien intuyó su identidad, permitiendo aclarar el misterio. Era Gloria Helfer Palacios.

SALIR DE LA INVISIBILIDAD

Cuando se inició el gran proyecto fotográfico para rescatar la memoria visual de la Universidad Católica, tras cumplir esta casa 100 años de fundación, se detectó un detalle que no es poca cosa: en el reverso de antiguas fotografías colectivas, que son parte del archivo de la PUCP, muy pocas mujeres están identificadas con nombre propio. Habia alumnas leyendo discursos, recibiendo diplomas, dando el play de honor en un campeonato de fútbol, hasta una promoción  de catequistas acompañando al fundador RP Jorge Dintilhac, SS.CC. .

“En las fotos solo están escritos los nombres de los varones. Resultó tan chocante esa invisibilidad que la situación inspiró a hacer esta exposición”. Quien hace este comentario no es cualquier mujer. Es Pepi Patrón, filósofa, docente de la PUCP por 30 años, y desde 2009 vicerrectora de Investigación, cargo que la destaca como la primera y única mujer que ha llegado a un puesto de poder académico en esta casa de estudios.

Destacamos su caso en el marco de esta muestra, pues su presencia en un rectorado que históricamente tuvo rostro masculino es resultado de varias décadas en que la mujer fue marcando presencia en la vida universitaria, en virtud de sus capacidades. Pepi menciona, por ejemplo,  a las primeras decanas: de Educación, Isabel Reyes Carrillo (1967-1969); de Estudios Generales Ciencias, Liudmila Chainskaia de Velarde (1979-1990), y de Letras y Ciencias Humanas, Liliana Regalado (1999-2002), entre muchas mujeres más.

“Cuando fui profesora siempre tuve jefes varones.  Y cuando me lo propusieron a mí, dije ¿jefa yo? Y sí, lo fui por dos períodos. Es cuestión de que nosotras mismas nos preguntemos por qué no. Pero eso cuesta”, reconoce.

ROMPER EL TECHO
Pepi Patrón Costa se refiere a sí misma como la “cuota de género” en la mesa del rectorado de la PUCP. Pero desde su posición, hoy, reconoce que lograr la visibilidad de la mujer no resulta fácil. No por falta de capacidades, sino por prejuicios y factores externos asociados a la tradición, cultura y educación, pero también –hay que aceptarlo– la autolimitación.

La vicerrectora trae a cuento la metáfora del techo de cristal, según la cual no existen motivos reales que le impidan a una mujer ascender. “Es una barrera que no está, pero que es real. Has sido formada para rehuir el poder, para rehuir levantar la voz,  para rehuir brillar. Nos  pasa a todas cuando decimos ‘yo no quiero cámaras’. No te han formado para competir, para decir yo quiero el poder”, explica, y aclara que este es un fenómeno que toca a todas las mujeres en el mundo.

Desde este enfoque, es claro que en el largo camino recorrido buena parte de ese techo ya presenta varios boquetes. Eso es precisamente lo que se percibe al recorrer la  “Expo Mujeres 100 PUCP”, que reúne más de una docena de fotografías de formato gigante, en un recorrido histórico que nos muestra cómo la mujer fue ganando presencia en el mundo universitario y logrando visibilidad en el campo académico.

La muestra es un proyecto del Grupo de Investigación en Estudios de Género y la Cátedra UNESCO de Igualdad de Género en Instituciones de Educación Superior. Más allá del anonimato, la coordinadora de esta iniciativa, Patricia Ruiz Bravo, advierte que en casi todas las fotos “resulta muy llamativa la jerarquía visual otorgada a los personajes masculinos, siempre en primer plano, al centro, como los protagonistas ‘naturales’ de la historia oficial”.

Ruiz Bravo refiere que “las imágenes femeninas van adquiriendo identidad pública y van ganando un discreto lugar en la galería de las autoridades”.  Así, se identifica en un par de fotos a Matilde López Palacio, directora del Instituto Femenino de Estudios Superiores, fundado en 1932 y desactivado en 1968, cuando las autoridades universitarias consideraron que era momento de incorporar a las alumnas a la vida regular de la PUCP. Ella fue también la gestora de la Escuela de Periodismo, que fue la primera del país.

“Nuestra meta es dejar testimonio de una larga lucha por la inclusión, así como poner en evidencia todo lo ganado y lo que queda por hacer para alcanzar una auténtica equidad”, escribe la coordinadora. En paralelo a esta reflexión, y como un logro simbólico, se espera que  al final del año (cuando culmine la exhibición en el espacio Tinkuy de la PUCP) cada rostro femenino en esta muestra haya sido identificado con nombre propio.  Será un paso en el largo camino.

Contenido sugerido

Contenido GEC