Volver al futuro, por Andrés Calderón
Volver al futuro, por Andrés Calderón
Andrés Calderón

Dicen que los viejos hábitos difícilmente mueren, y vaya que el lo sabe. Basta con preguntar a uno de los líderes de la coalición izquierdista acerca de un tirano inspirado en ideas socialistas o comunistas, para que comience una exhibición de contorsiones que el Cirque du Soleil envidiaría. “”, “compleja situación política, económica y humanitaria”, cualquier eufemismo, en realidad, es preferible a llamar ‘dictadura’ a lo que se vive en Venezuela desde hace varios años.

Pero el tambaleo verbal se hace más penoso cuando el tema enfrente es el terrorismo. Digamos, incluir en un de un partido político la ceremonia fúnebre de una terrorista o llamar a los subversivos emerretistas “presos políticos” no parecen lapsus cualesquiera. Habría que preguntarse, pues, quién tiene más responsabilidad: el congresista de las actitudes lamentables o quien le dio cabida en su lista parlamentaria. Pues el primero siempre podría responder evocando a un célebre personaje de Internet: “Si ya saben cómo me pongo, pa’ qué me invitan”.

La nostalgia noventera de la semana pasada no fue exclusiva del Frente Amplio. también conmemoró los 20 años del heroico rescate de los rehenes de la embajada del Japón, con un nuevo dibujito en Twitter (con un disfraz de comando) y con un mensaje del puño y letra de su encarcelado padre. Dejando en evidencia, así, que será muy liberal pero no por ello menos albertista. O sea, tampoco tampoco. El benjamín de los Fujimori, aparentemente, quiere convertirse en un defensor de las libertades civiles, pero queda claro que hay una libertad que siempre estará en su cabeza… la de su padre.

Hablando del patriarca de los Fujimori, este el reciente mensaje del presidente de “voltear la página”, una alocución del actual mandatario que parecía tener como principales destinatarios a la oposición parlamentaria fujimorista. Cierto es que le ha hecho pasar malos ratos a la administración ppkausa, pero si el jefe del Estado de verdad quiere voltear hacia la siguiente página (y no la anterior), debería ser muy consciente que los principales golpes a su gobierno han sido autoinflingidos.

No terminemos este breve repaso de la “semana política de la añoranza” sin mencionar al fujimorismo ‘vintage’ y su culposo placer por atacar a la prensa cada vez que tiene el poder para hacerlo. No contentos con las ya peligrosas iniciativas que buscan limitar la publicidad y controlar quién puede y quién no participar en un medio de comunicación, en los últimos días tomó la posta , otro desinteresado legislador fujimorista, para proponer una carga adicional a los medios de prensa escrita: un impuesto sobre sus ventas que será destinado al financiamiento de la pensión de jubilación de los canillitas.

En las siguientes semanas escucharemos seguramente de las bondades de esta iniciativa y algún disforzado intento para sustentar por qué los canillitas, de entre los millones de peruanos que se encuentran en la informalidad, requieren un trato prioritario. Pero, la verdad, no hay que ser demasiado suspicaz para darse cuenta de que, si bien la obsesión fujimorista con la prensa puede tener como premisa una sorprendente insensibilidad (o incapacidad) para entender que cualquier instrumento de control estatal de la prensa se puede convertir en una mordaza, su motivación actual descansa en un sentimiento un poco más rudimentario.

Estas iniciativas legislativas llenas de ira, sin embargo, podrían representar un progreso. Pues si la bancada naranja ya superó la etapa de negación (salvo, quizá, Luis Galarreta, para quien “Keiko no ha perdido la última elección”), a este ratio, en un total de apenas 45 meses habrán culminado los cinco pasos del proceso de duelo.

¿Quién no querría una máquina del tiempo? Al parecer muchos políticos que disfrutan tanto los errores del pasado que vuelven a cometerlos.