De acuerdo a cifras oficiales, el 67% de la población del valle de los ríos Apurímac, Ene y Mantaro (Vraem) es pobre. En esta zona del país, el cultivo de la hoja de coca es aún un medio de sobreviviencia, por lo que el ingreso del Estado para la destrucción de cocales es una preocupación para más de 600 mil habitantes.
Sin embargo, cabe recordar que el 57% de la producción cocalera del Perú se concentra en el Vraem y que gran parte de esos cultivos se convierte finalmente en cocaína, según la Oficina de las Naciones Unidas contra la Droga y el Delito.
Son aproximadamente 300 las toneladas de cocaína que al año se producen en el Vraem. Entre el 30% y 50% de esta cantidad sale de la zona a bordo de avionetas.
En marzo de este año, el ministro de Agricultura, Juan Manuel Benites, reconoció en diálogo con El Comercio que el año pasado no se reconvirtió ni una sola hectárea de coca en el Vraem, que con 19 mil hectáreas es la principal cuenca cocalera del país.
Así, el gobierno incumplió su meta del 2014: lograr que los productores de 5.000 hectáreas de coca en el Vraem cambien este cultivo por otros como el café, el cacao o la piña.